Sin duda alguna esta iniciativa, desde el corazón de la selva peruana, es una inspiración para quienes a pesar de las dificultades se llenan de valentía y emprenden un camino para la prosperidad y el buen vivir, más allá de ese concepto manoseado de progreso. Una economía solidaria, que habla de un mercado justo, de empleados bien remunerados, de clientes satisfechos, de productores invirtiendo a ganancias, sin ese espíritu de rivalidad. Todo por supuesto ajustado a normas de calidad y producción de la más alta exigencia internacional para poder ser competitivos sin ánimos de prepotencia sino más bien de no atentar contra la naturaleza y calidad de los productos.
Asimismo el sentido colectivo, pues trabaja directamente con 16 Asociaciones de productores, agrupando a 1740 familias; donde todos ganan, más allá de generar ganancias a un solo hombre que invierte y no trabaja, aquí todos son parte del trabajo, familiares, amigos, juntos producen el sustento, honestamente generan una ganancia que los dignifica. Con el ello el sentido de desarrollo humano integral tiene una dimensión concreta puesto que parte del hombre mismo, más allá de la ganancia, respeta la naturaleza, genera productos 100% naturales, además de ser sostenibles y sustentables. Su ganancia redunda en su sostenido crecimiento, en brindar un servicio de alta calidad y generar un mercado y comercio justos.
Asimismo refuerza la identidad cultural del pueblo peruano pues “Chanchamayo”, provincia de Junín, llega al mundo, el hecho de exportar y salir del modelo extractivista, importador, da un plus, productos de Perú para el mundo ya eso dice mucho, esto es un digno ejemplo a seguir.