Un importante aniversario para el Papa: un día como hoy, 21 de septiembre de 1953, cuando era un estudiante de casi 17 años, fue a confesarse a una iglesia en Buenos Aires y ahí decidió convertirse en sacerdote.
Este es el tercer pontífice que vista Cuba en 17 años, luego de Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2012.
El papa Francisco llamó el lunes a superar la resistencia al cambio, en el inicio del segundo tramo de su viaje a Cuba con una misa campal en la provincia oriental de Holguín. Desde la Plaza de la Revolución de Holguín, el pontífice dijo que Jesús desafía a diario con preguntas sobre el cambio.
"Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos", señaló en la homilía. Francisco cumple su tercera jornada por la isla, donde ha pedido a la gente servir a la gente más que a las ideologías y a no cerrarse frente a quien piensa diferente, un mensaje que resuena en un país donde muchos cubanos se quejan de los controles gubernamentales.
El papa también reconoció el esfuerzo que hace la Iglesia católica para llevar la fe en la isla, donde el triunfo de la revolución en 1959 impulsó el laicismo en la nación caribeña. En Cuba menos de 10% de los cubanos practican su fe católica y es el país de Latinoamérica con menos católicos. "Sé con qué esfuerzo y sacrificio la iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo", dijo.
Después de una estancia de unas horas en Holguín, el papa viajará a Santiago, donde irá al santuario de la Virgen de la Caridad, un símbolo para los cubanos dentro y fuera de la isla.
El pontífice saldrá el martes de Santiago a Estados Unidos como parte de una gira que el Vaticano ha dicho busca construir puentes. El papa ha jugado un papel de intermediación para que ambos países se acercaran luego de cinco décadas de tensiones. Miles de personas se habían reunido en la Plaza de la Revolución de Holguín aún antes de que el papa saliera de La Habana.
"Este es el que va a transformar el mundo, que nos hace falta, especialmente a la juventud", dijo Idael Confesor Martínez Leyva, una mujer de 58 años que llegó para la misa con un sombrero de paja con banderas del Vaticano y Cuba.
Un joven de 24 años que trabaja como inspector llegó a la plaza para asistir a la misa. "Tenemos fe en Dios y en este papa que es el tercero que viene a Cuba. Francisco busca la paz entre los hombres y los pueblos y para mí es muy importante que hable español", dijo.
Para Ismabel Rodríguez, una joven de 20 años, las vivencias del papa en Cuba pueden servir para que en el exterior conozcan mejor a la isla. "Se lleva una imagen del pueblo cubano y puede contar sus experiencias aquí", dijo.
Después de la misa, el papa subirá al Cerro de la Cruz, una loma popular desde donde se divisa toda la ciudad. En las calles hay carteles dándole la bienvenida, incluso colocados en instituciones oficiales, y algunas de las avenidas por las que transitará fueron decoradas con banderas blancas, amarillas y las que tienen los colores de la cubana.
También se entregaron folletos titulados "¿Quién es el papa?" y automóviles con altavoces circularon por la ciudad anunciando la misa. En el santuario del Cobre, en Santiago, ha habido más visitas que nunca en estos días, informó Mireya Loreto, una laica voluntaria de 48 años que apoya la organización de los peregrinos que llegan.
"Recibimos más de 1.000 personas cada día en el santuario", explicó Loreto. La cifra es notable dado que el Cobre se encuentra a unos 30 kilómetros de Santiago y se accede mediante un intrincado camino de montañas llenas de árboles y pequeñas parcelas labradas. Allí dormirá el pontífice en un antiguo convento remodelado.
El papa, quien llegó el sábado por la tarde a Cuba, tuvo una agotadora jornada el domingo, cuando se reunió con el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro y dio una misa masiva a la que asistieron el presidente Raúl Castro y su colega argentina Cristina Fernández. La homilía se realizó en la famosa Plaza de la Revolución y tuvo como telón de fondo la icónica imagen del Che Guevara; en ella el papa habló de la importancia de servir al prójimo y no a una ideología.