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Cortesía Panorama, Margioni Bermúdez

Papa: Le tengo más miedo a matrimonios que me dicen que nunca discuten


“Estamos en familia, y cuando uno está en familia se siente en casa, gracias a ustedes familias cubanas, gracias cubanos por hacerme sentir todos estos días en familia, gracias por todo eso, este encuentro con ustedes viene a ser como la frutilla de la torta, terminar mi visita viviendo este encuentro en familia es un motivo para dar gracias a Dios por el calor de gente que sabe acoger, que sabe hacer sentir en casa”.

Desde el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona del país, en las afueras de la histórica ciudad de Santiago de Cuba, el Papa Francisco se despidió de Cuba, no sin antes subrayar en su mensaje el valor de la familia, del amor y la solidaridad. El Papa citó las bodas de Caná, pasaje bíblico que refleja una boda. “Jesús comienza su vida pública precisamente en una boda (...) Jesús comienza su vida en el interior de una familia, en el seno de un hogar, y es precisamente en el seno de un hogar, y es precisamente en el seno de nuestros hogares donde él sigue siendo parte, le gusta ser parte de la familia”.

“Le tengo más miedo a los matrimonios que me dicen que nunca tuvieron una discusión”, aseguró el Papa durante su homilía de despedida en Cuba al referirse a la necesidad de sortear las dificultades en la familia y afrontarlas. Resaltó el valor de comer en familia y aseguró que “son momentos en los que uno llega también cansado, y alguna que otra discusión, alguna que otra pelea, entre el marido y la mujer aparece, pero no hay que tenerle miedo, yo le tengo más miedo a los matrimonios que me dicen que nunca tuvieron una discusión, es raro”.

“Es en casa donde aprendemos la fraternidad, donde aprendemos la solidaridad, donde aprendemos a no ser avasalladores, es en casa donde aprendemos a recibir y a agradecer la vida como una bendición, y que cada uno necesita a los demás para salir adelante, es es casa donde experimentamos el perdón, y estamos invitados continuamente a perdonar, a dejarnos transformar. Es casa no hay lugar para las caretas, somos lo que somos, y de una u otra manera estamos invitados a buscar lo mejor para los demás”, subrayó.

El Papa fue enfático al advertir sobre el alejamiento de las familias. “Muchas culturas hoy en día van desapareciendo estos espacios, van desapareciendo estos momentos familiares, poco a poco todo lleva a separarse, a aislarse, escasean momentos en común para estar juntos, para estar en familia, entonces no se sabe esperar, no se sabe pedir permiso, no se sabe pedir perdón, no se sabe dar gracias, porque la casa va quedando vacía, no de gente, si no vacía de relaciones, de contactos humanos, vacía de encuentros”.

“Sin familia, sin el calor de hogar, la vida se vuelve vacía (...) La familia nos salva de dos fenómenos actuales, dos cosas que suceden hoy día, la fragmentación, es decir la división, y la masificación, en ambos casos las personas se transforman en individuos aislados, fáciles de manipular, de gobernar, entonces encontramos en el mundo sociedades rotas, aisladas”, expresó.

“La familia es escuela de humanidad, escuela que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros. Cuando no se vive una vida de familia se van enjendrando esas personalidades que las podemos llamar así: ‘yo, me, mi, conmigo, para mí’, totalmente centradas en sí mismas, que no saben de solidaridad, de fraternidad, de trabajo en común, de amor, de discusión entre hermanos, no saben (...) No nos olvidemos de algo, las familias no son un problema, son principalmente una oportunidad, son una bendición, cuando empiezas a ver la familia como un problema te estancas, no caminas, porque estás centrado en vos mismo”, insistió el Sumo Pontífice.

“Dejemos un mundo con familias, es la mejor herencia (...) Es cierto que no existe la familia perfectas existen esposos perfectos, padres perfectos, suegras perfectas (...) Dios nos estimula el amor, el amor siempre se compromete con la persona que ama, pro eso cuidemos a nuestras familias, verdaderos centros de humanidad”.

“A todas aquellas mujeres que están embarazadas de esperanza, porque un hijo es esperanza, que se toquen la pansa y a cada chico le doy la bendición en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (...) Acaricien al hijo que están esperando”, llamó el Papa a las embarazadas.

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