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  • Ángel Alberto Morillo

XIII Encuentro de diálogo Uniapac-CELAM: La paz como camino para el desarrollo en Latinoamérica


Obispos, sacerdotes y líderes empresariales de 15 países de América Latina se dieron cita en el XIII Encuentro de Diálogo entre el Consejo Episcopal Latinoamericano y la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), con el fin de discernir sobre el rol que le compete a la empresa en el siglo XXI para la construcción de la paz.

La actividad se realizó del 5 al 7 de mayo, en el Centro de Capacitación y Retiro El Refugio, ubicado en la ciudad de Monterrey, México.

Desde hace 30 años el CELAM, a través del DEJUSOL, y la UNIAPAC realizan estos encuentros para reflexionar en torno a temáticas concernientes al desarrollo de la región. Según informaron los organizadores este ha sido el seminario con mayor número de participantes (111 personas, entre ellos 22 obispos y siete sacerdotes).

Durante los días del encuentro se desarrollaron 16 ponencias, en las cuales se abordó el tema de la paz desde la perspectiva de la empresa, a la luz de los documentos del Magisterio de la Iglesia, en especial, Caritas in Veritate, y Laudato Si, la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el documento de Aparecida y La Vocación del Líder Empresarial, del Consejo Pontificio Justicia y Paz.

El nuevo nombre del desarrollo es la Paz

Sin duda alguna, en las últimas décadas el fenómeno de la violencia ha aumentado vertiginosamente como resultado de diversas causas, que de manera interrelacionada han generado efectos muy complejos sobre el desarrollo de Latinoamérica. En este contexto el empobrecimiento y la exclusión de las grandes mayorías aparecen como los principales causales de la violencia en nuestro Continente.

En ese sentido el cuestionamiento central formulado en el seminario fue: ¿De qué manera las empresas pueden contribuir a la construcción de la paz en América latina y El Caribe?

Durante la apertura del Seminario, a través de un video conferencia, el Cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano, afirmó: “Han decidido reunirse ustedes los hombres de Iglesia y los hombres de negocios para discutir cómo la actividad empresarial puede promover la realización de la paz en la sociedad. Es un tópico muy noble este que han encontrado para reflexionar ustedes mismos y es una muy laudable iniciativa la que han asumido y para todo ello le deseo los mejores frutos”.

Asimismo el Cardenal Turkson, condenando las desigualdades producto de la pobreza y exclusión, resaltó la importancia de “conocer mejor cómo los negocios y la actividad empresarial pueden promover la realización de la paz en la sociedad. No habrá paz en la sociedad mientras las personas continúen viviendo en la pobreza, sigan siendo excluidas y mientras las personas sigan sumergidas en situaciones en las que es muy difícil realizar en la propia existencia la dignidad que les es debida”.

Por su parte, Monseñor Gustavo Rodríguez, Arzobispo de Yucatán y presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, presentó el desarrollo del tema de la paz en la Doctrina Social de la Iglesia, analizando el aporte de los últimos pontífices, iniciando por el Papa Pío XII hasta llegar al Papa Francisco.

El Presidente del DEJUSOL destacó la noción de la Populorum Progressio del Papa Pablo VI en la cual se afirmó que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, asì como el invalorable aporte del Papa Francisco en la Laudato Si al abordar la íntima relación entre ecología y desarrollo.

Citando el Documento de Aparecida Monseñor Rodríguez resumió la propuesta presentada por el DEJUSOL a los empresarios de América Latina: “Alentamos a los empresarios que dirigen las grandes y medianas empresas y a los microempresarios, a los agentes económicos de la gestión productiva y comercial, tanto del orden privado como comunitario, a ser creadores de riqueza en nuestras naciones, generando empleo digno, facilitando la democracia, y promoviendo la aspiración a una sociedad justa y a una convivencia ciudadana con bienestar y en paz”.

Con respecto al tema de la paz como eje central, José María Simone, presidente de UNIAPAC internacional, realizó una síntesis sobre el papel de la empresa en la construcción de la paz con especial énfasis en el trabajo dignificador como garante de paz.

Consideró Simone: “la mera generación de trabajo, como si fuese el desarrollo de una máquina que hace una tarea, no es únicamente lo que tenemos como objetivo en UNIAPAC, sino la creación de trabajo que dignifica que contribuye al desarrollo de la persona, del que lo está ejecutando, pero también del que genera el trabajo, el dirigente, que es también un trabajador”.

El presidente de UNIAPAC a nivel mundial conminó a sus pares empresariales a asumir un compromiso de no solo generar trabajo, sino ver más allá de los emprendimientos, saber que si no hay paz, no se podrá contribuir al desarrollo integral de la persona.

Lázaro Támez Guerra, presidente de la Confederación de las Uniones Sociales de Empresarios de México, organizador del evento, aprovechó el momento para realizar una reflexión en torno a la visita del Papa Francisco a México, donde expresó que aún “seguimos digiriendo y saboreando cada uno de sus trece mensajes, pero sobre todos sus gestos, sus signos”.

Támez rememoró el encuentro del Mundo del trabajo el 17 de febrero en Chihuahua, Ciudad Juárez, calificándolo de inolvidable por su fuerza de unidad, exhortando al encuentro y al diálogo de obreros, empresarios, comerciantes, líderes sindicales, autoridades civiles en la materia, así como personas de la sociedad civil.

“Sin duda alguna, quienes convocamos a este XIII Encuentro de Diálogo CELAM UNIAPAC pusimos todos los medios humanos, materiales, para propiciar dicho diálogo y encuentro. Ahora, los invito a todos ustedes para poner los medios espirituales, es decir, la capacidad de escucha, de relación e intercambio, no sólo con 3 los pares: empresarios u obispos, sino principalmente con aquellos con los que venimos a interactuar”, agregó Támez.

Un nutrido grupo de empresarios y empresarias de diversos países compartieron también sus ponencias, basadas en los fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia, en las cuales subrayaron la importancia de la responsabilidad social de las empresas, la necesidad de centrar la gestión económica en la dignidad de la persona humana, en especial de los trabajadores, el compromiso ético y moral en una sociedad marcada por la corrupción y la participación activa en la construcción y defensa de la democracia.

La Declaración de Monterrey

Entre las conclusiones más importantes, recogidas en la Declaración conjunta de Monterrey, está el acoger la invitación del papa Francisco a buscar nuevas formas de entender la economía y el progreso, en vista que los modelos liberales han fracasado estrepitosamente durante las tres últimas décadas, promoviendo empresas que no estén centradas en la ganancia, si no en el ser humano y en el valor sagrado del trabajo, que debe primar sobre el capital.

Empresas con responsabilidad social, constructoras de pez y respetuosas del equilibrio ecológico es la propuesta desde la DSI.

En este encuentro, tanto las organizaciones ligadas (CELAM-UNIAPAC), como sus integrantes (Obispos- empresarios) asumen los desafíos de construir una sociedad más justa, próspera, solidaria y humana así como también ir más allá de los confines de la propia empresa, luchando contra la “globalización de la indiferencia”.

La voz de la Iglesia Latinoamericana

En el caso de los representantes del CELAM hacemos a modo de síntesis las ideas fuerza de algunas de sus ponencias:

Monseñor Gustavo Rodríguez, arzobispo de Yucatán y Presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano.

Con su ponencia titulada “La paz: fruto del desarrollo humano integral sustentable”, Monseñor Rodríguez hace un minucioso análisis de la doctrina social de la Iglesia hace un recorrido desde Pío XII hasta Francisco I, donde desglosa fragmentos transcendentales donde las categorías desarrollo y paz están presentes.

Luego cuenta las acciones tomadas por el arzobispado mexicano en 2010 ante situaciones de descomposición social invitando a la Iglesia y a la sociedad a tomar acciones para luchar por una vida digna. Finalmente cita el documento de Aparecida donde se exhorta a quienes tienen la responsabilidad de generar fuentes de trabajo y riqueza “a asumir la responsabilidad de en promover la aspiración a una sociedad justa y a una convivencia ciudadana con bienestar y en paz”.

Monseñor Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México

En su trabajo “La Cultura del Encuentro como Construcción para la Paz” deja reflejado su interés por el tema y poniendo en primer término la figura del Papa Francisco como promotor de cultura de paz, haciendo una descripción de los momentos en los cuales Francisco le ha tocado desempeñar ese papel en la mediación de conflictos.

En esta idea Monseñor Pierre describe de manera muy prolija el carisma del Santo Padre: “Él no es un pensador racionalista que se detenga solamente a describir la realidad del mundo de las ideas, como lo hacen muchos periodistas o pensadores superficiales, sino que él hace cultura, es decir cultiva lo humano con un trato constante, decidido y cuidadoso con cada persona, con cada grupo social con el que se encuentra Más allá de ideas, doctrinas o preceptos, busca principalmente compartir, escuchar, encontrarse y dialogar, desde una dinámica de condescendencia, respeto y ofrecimiento humilde, pero decidido, de la verdad”.

A lo largo de su ponencia destaca el valor de la cultura como elemento relacional que permite generar una visión de valores compartidos, transcendiendo lo unilateral. Resalta el valor del cuidado de la casa común como el de un trabajo dignificante, donde el ser humano es el centro.

Monseñor Álvaro Ramazzini Imeri.Obispo de la Diócesis de Huehuetenango, Guatemala

En su ponencia “Violencia versus desarrollo humano”, parte de un análisis de la encíclica Populorum Progressio, donde el desarrollo no se reduce al crecimiento económico; además de la indisolubilidad habida entre la economía y el ser humano. Su planteamiento del desarrollo se enfoca en lo humano. Asimismo desarrolló el término vocación al desarrollo en una dimensión desde los valores para garantizar condiciones de vida más dignas y humanas. Finalmente hace una descripción de los diversos tipos de violencia para la que las personas pasan.

Monseñor Salvador Piñeiro García-Calderón. Arzobispo Metropolitano de Ayacucho. Presidente de la Conferencia Episcopal de Perú.

De un modo consistente, de manera precisa y clara, Monseñor Piñero presentó su trabajo La Paz, Fruto del Desarrollo Humano Integral Sustentable a la luz de la metodología ver, juzgar y actuar.

En un primer momento, dentro de la dimensión del ver relata su experiencia desde Ayacucho, donde presenta un diagnóstico de la realidad. En el momento del juzgar, apela a los mandatos de Jesús y cita la Populorum Progressio de Pablo VI y el panegírico que hace San Juan Pablo II a propósito del vigésimo aniversario de la encíclica de Pablo VI. Finalmente amalgama el juzgar con los preceptos de Francisco desde Laudato Sii y las visiones progresistas del primer Papa latinoamericano en su concepto Globalización de la indiferencia.

Finalmente el actuar lo plantea a través de preguntas generadoras como parte de ese ejercicio de mayéutica de encontrar respuestas con más preguntas, sin duda, un ejercicio bastante interesante que encuentra un asidero al final de su presentación con la cita textual del parágrafo 222 de la Laudato Sii donde se expresa: “La espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la calidad de vida, y alienta un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo”.

Monseñor Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey

Para presentar su ponencia “La Empresa: Entidad Social Constructora De Paz”, Monseñor Cabrera hace un análisis exegético a la luz de las palabra para desentrañar elementos bíblicos inmanentes al desarrollo de la empresa desde el pensamiento social cristiano, definiendo la empresa desde su dimensión teológica.

Uno de los elementos clave de su ponencia radica en el énfasis de la dimensión social de cualquier emprendimiento para el desarrollo de advertir que cuando cualquier iniciativa de emprendimiento pierde su dimensión social, corre el riesgo, sin pretenderlo de producir inequidad.

Destaca el principal papel del empresario en la promoción de la paz, haciendo especial análisis en el proceso globalizador y como la misma ha generado valores no compartidos como el individualismo y el consumismo, para enfrentarlos apela a los cuatro principios de la doctrina social de la Iglesia para avanzar en la paz en este cambio histórico de época. Estos principios son el tiempo, la unidad, la realidad y el todo. De cada uno hace un análisis comparativo para entender la paz como camino necesario para impulsar cualquier tipo de desarrollo.

Para acceder a todas las ponencias te sugerimos visitar http://goo.gl/RqKsRD

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