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Cáritas Venezuela asume monitoreo nutricional en favor de los más vulnerables


En 2016 Cáritas de Venezuela arrancó Proyecto Saman, una iniciativa de sobrevivencia infantil cuyo objetivo central es el bienestar de la población más vulnerable del país mediante la provisión de servicios de nutrición y salud. En su primera etapa, este proyecto se implementó en cuatro estados: Miranda, Vargas, Zulia y Distrito Capital. Todo esto con la colaboración de Cáritas Francia, la Comisión Europea y la Confederación Suiza.

El primer resultado esperado de este proyecto fue la instalación de un sistema de monitoreo de la situación nutricional que informe periódica y oportunamente sobre los grupos más vulnerables o ya afectados por la crisis de salud y alimentación (niños menores de 5 años), por ello ha sido denominado Saman (Sistema de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición y Salud), instalado a través de la elaboración y validación de herramientas de captación de información, de diseño de instrumentos de medición y de la estandarización del equipo para la realización de las mediciones antropométricas desde septiembre de 2016.

La dinámica de trabajo consiste en un monitoreo por diócesis, donde un equipo de voluntarios parroquiales, un coordinador logístico y un coordinador técnico central para la supervisión, control de calidad y procesamiento de información asumen la responsabilidad de ejecutar acciones en favor de la primera infancia, tomando en cuenta indicadores tales como Mediciones antropométricas, Índices Nutricionales, Indicadores de Seguridad Alimentaria Familiar y Anemia.

Janeth Márquez, Directora Nacional de Cáritas Venezuela, explicó que “La captación de información a nivel de Diócesis y Parroquias para este período de monitoreo de la situación nutricional, así como la que sistemáticamente se sigue realizando cada mes, es producto del trabajo de un equipo de monitores, animadores y voluntariado (Médicos, enfermeras, jóvenes y laicos) de Caritas de Venezuela, Caritas Vargas, Caritas Guarenas, Caritas Los Teques, Caritas Machiques, Caritas Caracas y a nivel de terreno de todas las Caritas parroquiales donde se lleva el Proyecto”.

El proceso se inicia en parroquias que operan como “sitios centinela” en los que, cada mes, se realizan jornadas para la evaluación de los niños o se realizan pesquisas a nivel de terreno para identificar los niños en necesidad que no pueden llegar a las casas parroquiales.

“Es importante agradecer el acompañamiento incondicional de los señores Obispos, los sacerdotes y religiosas de cada zona que con su apoyo y animación hacen posible este esfuerzo”, agregó Márquez.

Para tener cifras más exactas y poder generar una mejor evaluación, se realizaron jornadas de medición y entrevistas durante los meses de octubre, noviembre y diciembre del año 2016. Estos continuarán sistemáticamente cada mes, con emisión de boletines de tendencia e incluyendo en cada monitoreo niños diferentes en cada parroquia, o incluso iniciando evaluaciones en sectores y parroquias diferentes de manera de cumplir con la necesaria rotación que las mediciones centinela exigen para informar sobre la situación en cada zona y no sobre niños específicos.

Un Saman que echa raíces

El proceso de monitoreo Saman no fue sólo una acción para obtener datos de la delicada situación social venezolana habida por la falta de acceso a alimentos y medicamentos, donde es evidente que en los establecimientos, incluso, oficiales, no se encuentran, lo que a juicio del Gobierno es producto de un boicot y sabotaje económico.

De allí que, como parte de los objetivos del proyecto Saman, se han tomado decisiones humanitarias con base en evidencias recabadas sobre la magnitud del daño nutricional que se está generando (especialmente en la población infantil) en las entidades objeto de monitoreo, dicho sea de paso con gran número de población en términos de distribución demográfica.

De allí que gracias al aporte de Cáritas Francia, en las zonas más pobres y vulnerables, Cáritas Venezuela, con el apoyo de su red de aliados ha iniciado un primer frente de acción denominado Vivero que consiste en la entrega de suplementos nutricionales para niños de 0 a 5 años. Estas proteínas vienen en presentaciones 1 kg donde los responsables del proyecto le suministran una dosis diaria a cada niño para suplementar la dieta diaria que en el peor de los casos suelen ser agua de arroz, yuca y agua.

Asimismo dentro de este Vivero, también se suministran talleres a las madres de niños mayores de 6 años, para que preparen una galleta con base en proteínas y coadyuve a estos niños en el tratamiento de estados de desnutrición severos. Cáritas Venezuela les brinda los materiales para la elaboración de galletas y la formación.

Bajo todo este proceso, también se da la opción, a aquellas comunidades que así lo solicitaren, de realizar una jornada médica para la distribución de medicamentos esenciales. En este caso, se recurriría al apoyo y colaboración de médicos de la misma comunida

Otro aspecto de suma importancia, lo es el plan de emergencia denominado “La olla Comunitaria”, esto como parte de un plan de contingencia desplegado mientras dure la emergencia decretada por la Iglesia Venezolana en las zonas más pobres donde se ha hecho el monitoreo.

Este plan Olla Comunitaria consiste en la elaboración colectiva de una sopa, donde cada quien colabora con lo que pueda, en este caso, Cáritas Venezuela apoya con la dotación de la carne de res o de pollo para sustentar el estofado, además de los insumos básico de cocina como olla, utensilios, platos y cucharas. Lo más significativo de esta actividad radica que, mientras se prepara la sopa, los participantes reciben formación en el área de derechos humanos, doctrina social, que le sirvan de insumos para resolución de problemas en la comunidad o con miras a la elaboración de proyectos productivos.

El plan Olla Comunitaria se realiza cada tres días de la semana en las comunidades donde se desarrolla y tiene la opción de hacerse de manera itinerante cuando sus participantes y colaboradores así consideren.

El Proyecto Saman en cifras

Un total de las 25 parroquias más pobres de Vargas, Zulia, Miranda y Distrito Capital fueron objeto de estudio, entidades donde se concentra el mayor número de población venezolana. En total fueron 818 niños menores de 5 años de edad, de los cuales 202 (24,6%) presentan desnutrición aguda y otros 225 (24,6%) están en riesgo de padecerla, pues no tienen el peso adecuado para su talla.

Cáritas Venezuela evaluó peso y talla de 1.400 niños con 3 de los 6 criterios que avala el marco de clasificación integrada de la Seguridad Alimentaria en Emergencias Humanitarias (IPC, por sus siglas en inglés), que reconocen las agencias internacionales como Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Programa Mundial de Alimentos y Fews Net.

Los niños menores de 2 años fueron el grupo de edad más vulnerable con una prevalencia de desnutrición aguda global que ronda el 22,1%, en comparación con el grupo de 2 a 5 años que es de 7,7%. Esta cifra indica que el problema alimentario tiene una data de al menos tres años.

En resumen, le presentamos el balance de cobertura durante el período cubierto de octubre a diciembre del 2016 es:

  • 818 registros antropométricos procesados, de niñas y niños menores de 5 años

  • 217 encuestas familiares de seguridad alimentaria y nutricional

  • 25 parroquias monitoreadas

  • 12 municipios monitoreados

  • 4 estados (diócesis) monitoreados

En líneas generales, las cifras que presenta Cáritas de Venezuela, con esta muestra significativa, indican la urgencia de abrir un corredor humanitario de ayuda en alimentos y medicinas en el país hermano Venezuela, no se trata de una acción política desestabilizadora ni de manifestaciones proselitistas a ningún bando en pugna, al contrario, se trata de dar una mano amiga a los niños y niñas venezolanas quienes son las víctimas de la indolencia generalizada en materia de políticas públicas.

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