En Santiago de los Caballeros, una ciudad al norte de República Dominicana, diversas organizaciones católicas especializadas de migración, refugio, desplazamiento y trata de personas, convocadas por el DEJUSOL (Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), entre el 27 y 30 de marzo, materializaron lo que desde hace varios meses, luego del Seminario Latinoamericano de Migración, Refugio y Trata de Honduras en 2016, juntos soñaron: la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas Clamor.
Esta red tiene el objetivo principal de convertirse en un hospital de campaña donde los hermanos migrantes, desplazados, refugiados y víctimas de trata encuentren, en palabras del Papa Francisco, acogida y bienvenida, protección y curación de sus heridas, reconocimiento de su dignidad y promoción, e integración e inserción en los lugares donde llegan.
La alegría de Monseñor Gustavo Rodríguez, Arzobispo de Yucatán y Presidente del DEJUSOL, trasluce en sus palabras, “Muy feliz porque el programa de crear la Red CLAMOR era uno de los 13 programas para este cuatrienio del DEJUSOL, lo veía con mucha esperanza y ahora que ha llegado el momento de su nacimiento con este encuentro, veo la realización de este sueño”. Sin duda comenzar este peregrinar donde convergirán la gran mayoría de organizaciones de migración, refugio y trata de personas, es un reto provocador, que invita a todos los miembros de la Iglesia a unirse en pos de la escucha de quienes hoy sufren los rigores de ser extranjeros.
“El reto es ser una Iglesia Samaritana, movida por la misericordia de Dios Padre manifestada en Jesucristo. Convertirnos en promotores de vida y dignidad humana, entendiendo que Jesús encarnado vivió en carne propia el drama de la movilidad forzada”, acota Elvy Monzant, Secretario Ejecutivo del DEJUSOL, principal promotor y organizador de este importante evento.
La Red Clamor tuvo su precedente en el Seminario Latinoamericano sobre Migración, Refugio y Trata de Persona”, realizado en Honduras en septiembre de 2016, momento en el que se vio la necesidad de unir esfuerzo y conformar una red de redes.
Fueron 20 las organizaciones asistentes de la Iglesia católica latinoamericana que aprobaron conformar la Red Clamor, entre las que destacan:
Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM
Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC)
Consejo Latinoamericano de Religiosos y Religiosas (CLAR)
Padres Scalabrinianos. Red Scalabriniana Internacional de Migración
Hermanas Scalabrinianas
Servicio Jesuita a Refugiados de América Latina y el Caribe (SJR)
Red Jesuita con Migrantes para Amèrica latina y El Caribe
Red Un grito por la Vida
Red de Solidaridad para Migrantes y Refugiados de Brasil
Instituto Chileno de Migraciones
Red hacia la Libertad de la congregación El Buen Pastor
Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Mexicana
Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala
Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Haitiana
Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de República Dominicana
Pastoral Social CARITAS Venezuela
Familia Franciscana
Religiosas Adoratrices
Hermanas de San Juan Evangelista
Proyecto muchachos y Muchachas con Don Bosco
Se contó con la participación especial del Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española y Misiones Católicas de Emigrantes de habla hispana en Alemania. Además de la presencia de Monseñor José Sánchez, Obispo Emérito de Sigüenza (España) y Miembro de la Comisión Episcopal de Migraciones, referente de la Iglesia Católica española en el área de migración, quien manifestó “Estar muy agradecido de haber tenido esta oportunidad de compartir de cerca con hermanos y hermanas de la Iglesia de América Latina y el Caribe, con esto damos un pasito, y por pequeño que sea, permite también la recuperación del contacto de España y la Iglesia Latinoamericana, que en algún momento y por diversas variantes se había perdido”.
De los fundamentos
En la aproximación pastoral que todos sus miembros hicieron, con base en las experiencias sobre migrantes, desplazados, refugiados y víctimas de trata, se llegó a la conclusión poner en práctica las palabras del Papa Francisco de acogida y bienvenida, protección y curación de sus heridas, reconocimiento de su dignidad y promoción, e integración e inserción en las comunidades y países a los que llegan.
Por ello inspirados en la espiritualidad de Comunión y encarnación y escuchando el clamor del pueblo, los miembros de la Red Clamor decidieron integrar carismas, recursos y experiencias de grupos eclesiales dedicados al servicio de los migrantes, refugiados, desplazados y victimas de tráfico y trata de personas.
Todo esto con el objetivo de articular el trabajo pastoral que realizan diversas organizaciones de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe para, desde la misión evangelizadora de una iglesia en salida, acoger, proteger, promover e integrar los migrantes, refugiados, desplazados y victimas de tráfico y trata de personas.
Monseñor Julio César Corniel, Obispo de Puerto Plata, Presidente de Pastoral Social de República Dominicana, anfitrión de esta importante cita, considera que la Red CLAMOR “será una herramienta de apoyo que nos ayude a trazar líneas concretas para el trabajo con los migrantes, unificar criterios, sentirnos apoyados y juntos buscar soluciones a problemas que nos afectan. Sin duda es una gran esperanza”.
En virtud de estos elementos, los integrantes de Red Clamor están en la necesidad de:
1.- Unas Orientaciones Estratégicas: que muestren el horizonte de largo plazo de su acción, tomando como punto de referencia aquellas de Caritas Internacionales para ser expresión del corazón de la iglesia en el mundo; salvar vidas y reducir los impactos en situaciones de crisis humanitarias; promover el desarrollo humano sostenible; construir la solidaridad global; consolidarnos como red con presencia en distintos países.
2.- Una Pedagogía adecuada: con acciones que se apoyen en una pedagogía que tenga su centro en el amor, el encuentro, la escucha, el reconocimiento y el respeto, la interculturalidad y lo interreligioso.
3.- Unas Líneas o Dimensiones de trabajo: en las que desplegará este servicio según el momento, contexto y personas a las que se sirven.
Un proceso de construcción colectiva más una experiencia vivencial
Inspirados en el pasaje bíblico “… porque anduve forastero y me recibiste” (Mt 25, 35) y a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, se conformaron las mesas de trabajo. Cada organización se presentó. En una metodología no convencional, donde la creatividad y el diálogo de saberes marcaron la pauta, cada uno de los presentes se convirtió en un alfarero, es así como delinearon juntos las siguientes líneas de trabajo que como actores eclesiales desarrollan en favor de los migrantes, desplazados, refugiados y víctimas de trata:
1) Análisis, investigación y socialización
2) Acompañamiento y acción humanitaria
3) Acompañamiento pastoral y religioso
4) Acompañamiento para la inserción e integración
5) Formación y capacitación
6) Prevención
7) Movilización y la Incidencia social y política
8) Trabajo en red
La estructura de la Red Clamor está conformada por diferentes organismos eclesiales católicos a través de una Asamblea General, que es el órgano máximo de toma de decisiones, conformado por la Secretaria ejecutiva de DEJUSOL, que es el órgano de animación general; las Comisiones de trabajo, que tendrá cada cual tiene un animador y un Equipo dinamizador, conformado por un representante de cada equipo de coordinación de la movilidad humana y animadores de las comisiones de trabajo de las Conferencias Episcopales y Pastorales Sociales.
La Asamblea General será convocada anualmente por el equipo dinamizador, mientras que las Comisiones de trabajo tendrán reuniones según la necesidad de sus trabajos y el Equipo dinamizador se encontrará al menos 3 veces al año en reuniones virtuales o presenciales.
Cabe destacar que el documento fundacional quedó a cargo, por decisión unánime de la Asamblea, de los padres Leonir Chiarello, Director de la Red Internacional Scalabriniana ante la ONU, y Mauricio García, Director del Servicio Jesuita a Refugiados de América Latina y el Caribe.
En el caso del padre Chiarello, comenta que: “Nosotros organizamos un foro internacional de migración y paz y el Papa Francisco nos acompañó en su apertura y él nos hablaba de cuatro verbos para el mundo de las migraciones para superar los muros: acoger, proteger, promover y, finalmente, integrar a los migrantes. Esos cuatro verbos hay que conjugarlos en primera persona, nos invitaba el Papa”.
Para Mauricio García “Este encuentro es muy importante porque hacía falta un espacio de coordinación y concertación del trabajo conjunto de instituciones eclesiales, que estamos trabajando con población desplazada, migrante, refugiada y víctima de trata, ahí había un vacío, digamos”.
Para la construcción de esta estructura y documento fundacional, fue necesaria la visita a zona fronteriza. Por ello, el equipo organizador pautó, con el apoyo del del sacerdote Mario Serrano, Coordinador del Servicio Jesuita a Refugiados de República Dominicana y un referente en el país por su lucha en defensa de los migrantes, una visita a Dajabón y a Ouanamethe zonas al norte de República Dominicana y Haití, donde los presentes acompañaron, escucharon y dialogaron con el pueblo migrante.
Pedro Cano, sacerdote y coordinador del Servicio Jesuita a Refugiados en Jimaní, fue el guía en todo el proceso de la visita a la zona de frontera, donde los participantes pudieron visitar las obras misioneras para migrantes que realizan los Jesuitas, Fundación Solidaridad Fronteriza y las Hermanas de San Juan Evangelista. Pero lo que más impactó a los presentes fue el encuentro con migrantes haitianos habitantes de un refugio o batey, en la zona de Guayubin, allí constataron el dolor que hombres y mujeres pobres sufren a causa de situaciones explotación laboral e indocumentación.
Las condiciones sanitarias de este lugar son mínimas, no cuentan con servicios básicos y de paso deben pagar un arriendo o alquiler por una casa de lata con menos de 5 metros cuadrados. Toda una situación de vulnerabilidad. Esto dejó en el corazón de los presentes, el compromiso de continuar la lucha por la dignidad de ellos y todos los que en nuestro gran continente siguen su peregrinar en pos de una tierra que los acoja y le brinde mejores condiciones de vida.
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