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Carta de las Pastorales sociales y Movimientos Populares a los gobernantes del continente


EL ESCÁNDALO DE LA DESIGUALDAD Y LA FUERZA DE LA ESPERANZA

Hace tres años, movimientos populares e Iglesia iniciamos un camino de diálogo liderado por el Papa Francisco. Realizamos tres encuentros mundiales en los que compartimos los dolores, las luchas y las esperanzas de quienes no tenemos acceso a la tierra, el techo y el trabajo en cantidad y calidad suficiente pero aun así nos movilizamos por conquistar estos “derechos sagrados”[1] y defender la Madre Tierra. Junto a esta Carta, le entregamos a Ud. el fruto de estos encuentros.

En el año 2016 definimos en el Vaticano una serie de tareas concretas para avanzar en la búsqueda de un desarrollo humano integral que garantice el pleno acceso a las 3T a nivel internacional[2]. Ahora, la Iglesia y los Movimientos de la región nos reunimos en Lima para ponerle rostro latinoamericano a aquellas propuestas de acción transformadora.

Siguiendo el ejemplo de nuestros libertadores San Martín y Bolívar, nosotros hacemos los mayores esfuerzos por unirnos en un proyecto común. Les pedimos a ustedes que promuevan mayor unidad de la Patria Grande Latinoamérica, un continente libre de guerras que puede y debe resolver los muchos y graves problemas que padecemos de manera soberana e independiente, sin tutelajes neocoloniales ni agresiones intervencionistas, privilegiando el diálogo como mecanismo indispensable para lograr lo que nuestros Pueblos anhelan: paz y justicia.

Consideramos que el principal obstáculo en esta búsqueda es la escandalosa desigualdad que sufrimos en un continente que cuenta con sobrados recursos para que todos y todas podamos vivir dignamente. Desigualdad que se expresa no sólo en la injusta distribución de la riqueza o la exclusión de la tierra, el techo y el trabajo, sino en la falta de visibilidad de las demandas populares en una agenda pública cada vez más dominada por los intereses de los ricos y poderosos. Esto, sumado a la creciente represión sobre los jóvenes, los pobres y sus organizaciones, deteriora las posibilidades de cerrar la brecha que existe en el seno de nuestros Pueblos.

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