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  • Ángel Alberto Morillo

Un mundo mejor no depende solo de la economía


Humberto Ortiz Roca, Director Ejecutivo del Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS) de Perú, n connotado economista, quien piedra sobre piedra, se está convirtiendo en una de las referencias obligadas a la hora de conversar sobre los nuevos modos de producción y economía social en el mundo, ahora cuando los escenarios sociales se ven con nubes negras y el pesimismo sobre las economías pesa como espada de Damocles. La gente pierde la esperanza y la credibilidad sobre los gobiernos de turno, ya esa dicotomía izquierda-derecha pierde relevancia, todos aspiran a soluciones. El sistema colapsa.

Humberto es el perfecto apagafuegos, su verbo comedido y esperanzador aún nos señala una luz al final del túnel, haciendo ver que para tener un mundo mejor no se depende solo de la economía, sino de procesos más holísticos. El primer punto obligado es la relación América Latina con EEUU, una relación ahora signada por un político emergente, una especie de caudillo freaky , quien en nombre del descontento de las políticas de inclusión norteamericanas, ahora generaliza, en un discurso, a ojos vista, excluyente, racista y discriminador, acusando a los migrantes, especialmente a los latinos, de provocar un grave daño a su identidad. Las pruebas están a la vista.

¿Cómo ve los escenarios económicos en América Latina, de cara a los nuevos escenarios políticos en EEUU?

“En los últimos años, América Latina y El Caribe han ido teniendo mayor presencia en la economía global, aunque la velocidad del crecimiento económico de los países y de la región en su conjunto, ha ido disminuyendo, principalmente por las fluctuaciones de los precios internacionales de las materias primas (commodities). También la dinámica de la inversión directa extranjera ha sido diversa en función de las “macro-tendencias” globales.

Han influenciado en ello la recesión en Europa (que no logra recuperarse del todo), la caída del “superciclo” de crecimiento de los precios internacionales de las materias primas y hasta cierto punto las políticas monetarias de los Estados Unidos de NA que vía el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal, se temía, podrían haber tenido mayor impacto en los flujos de capitales de corto plazo a la Región. Pero el efecto fue menor que el esperado.

Paralelamente, ha habido una dinámica muy marcada de China en la búsqueda de una mayor presencia en la Región (la segunda en importancia para sus inversiones, luego de Eurasia). Un mecanismo importante ha sido la compra de acciones o activos de empresas norteamericanas (de Canadá y Estados Unidos) presentes en América Latina y El Caribe, por parte de China.

Por otro lado, el mismo Presidente Trump anunció el retiro de sus inversiones en Argentina y por lo visto, también el que desalentará el flujo de inversiones estadounidenses hacia las economías de mayor tamaño de la Región (México, Brasil, Argentina). Ello habrá que verificarlo todavía.

Por lo pronto, todo hace vislumbrar que Trump, para responder a los votantes que le llevaron a la Presidencia de la República de los Estados Unidos, tratará de incentivar el desarrollo de los mercados internos en los Estados Unidos, inaugurando una “era” de proteccionismo a sus economías, para también proteger los puestos de trabajo de sus conciudadanos. También se retirará de tratados de “Libre Comercio” internacionales, tales como el TPP y el NAFTA, lo cual sin duda reducirá la dinámica de los flujos económicos en los mismos.

Pero el retiro de Estados Unidos de la escena latinoamericana dará nuevas oportunidades a China, para consolidar un proceso que ya se había iniciado, lo cual también podría traer consecuencias a la geopolítica norteamericana. Para América Latina, el efecto podría no ser tan drástico, pues la presencia mayor de China (y del sudeste asiático) y los procesos económicos en los propios países (con crecimiento, aunque pequeño, pero crecimiento al fin), podrían no afectar mucho los flujos económicos en la región. Pero sí sería una oportunidad para fortalecer la presencia de las “economías líderes” en la región, tales como México, Brasil y Argentina, bajo diversos esquemas de asocios y alianzas estratégicas con los países por sub-regiones (principalmente MERCOSUR, la sub-región andina, principalmente, pero también Centroamérica)”.

¿En qué estatus se encuentran los procesos de Economía Solidaria emprendidos en varias partes del mundo, cuando vientos del libre mercado soplan?

“Sin duda, soplan los vientos del “libre—mercado”, pero muy sacudidos con las crisis, de las cuales todavía no se han repuesto los países, sobre todo de la crisis financiera que remeció el Presupuesto Público de los Estados Unidos y Europa y afectó a los principales países asiáticos. Un punto débil del “modelo” de libre mercado operante, es su dependencia y vulnerabilidad a las crisis financieras, debido al gran reajuste que todavía hay entre los mercados financieros y los mercados “reales”.

A diferencia de ellos, economías más bien orientadas a los espacios locales y regionales “dentro” de los países, han logrado resistir mejor a la crisis producto de la “financiarización” de la economía. Ello por la misma razón que el desarrollo de las finanzas “locales” populares y solidarias, han estado muy ligadas al desarrollo de las “producciones y consumo” también locales. Es decir, ha habido un mejor ajuste entre el sector financiero y el sector real en los procesos de estas economías locales.

Lo local es crucial para el desarrollo de las economías populares (o del trabajo) y las economías solidarias. Por eso es que son llamadas también “economies de proximité” (economías de la proximidad). Es cierto que el desarrollo del comercio justo (fair trade) ha impactado positivamente en el crecimiento de importantes sectores de la economía solidaria (café, cacao, artesanías, etc), pero también han tenido una relevancia muy significativa el desarrollo de las economías locales basadas en la “proximidad”, que han permitido un mejor ajuste de los sectores de producción finanzas, comercio y servicios. Ello ha sido un fenómeno generalizado en América Latina y El Caribe, Asia, África, pero también en Europa y Norteamérica.

Dado que la crisis financiera internacional ha seguido afectando a las economías “líderes” del modelo neoliberal y su presencia en los llamados “mercados emergentes”, han sido las economías populares y solidarias de los países más pequeños las que han encontrado un ambiente propicio para crecer y en muchos casos, consolidarse. Y este proceso ha tenido, a su vez, la retroalimentación de los “efectos multiplicadores” del desarrollo de las economías locales, lo que les ha dado mejores condiciones para la sostenibilidad. Ello ha permitido que los valores de cooperación, solidaridad, subsidiaridad, principales en la economía popular y solidaria, también se hayan podido evidenciar mejor”.

Frenar la crisis del modelo capitalista es la premisa clave, aún cuando existen sectores en la sociedad, incluso de la misma Iglesia, que se niegan a mirar otras alternativas, verbigracia, las planteadas en la Laudato Si, sabiendo que hasta científicamente queda comprobado que con el actual modelo de producción y consumo estamos predestinados a la extinción, ¿cómo metabolizar los principios progresistas y alternativos sin fallar en el intento y sin quedar etiquetados en el anacronismo del discurso y de modelos de producción fracasados?

“Por lo que he dicho en mi respuesta anterior, considero que los procesos de economía popular y solidaria ya se han “metabolizado” en los países y regiones en los que tienen presencia, por lo menos en los últimos ocho años y un factor acelerador ha sido la misma crisis financiera del modelo neoliberal. En ello, los principios progresistas y alternativos, con todas sus limitaciones, han estado muy vigentes. No me refiero a procesos “químicamente puros” de economía popular, social o solidaria, sino de procesos que tienen también su complejidad y hasta contradicciones, pero en los cuales los valores de solidaridad, cooperación, reciprocidad, han estado muy presentes y sobre todo, muy evidente, su vocación de “opción por los procesos económicos, sociales y culturales, locales”.

Son estos procesos que se han venido dando y desarrollando y tienen su explicación en los factores mencionados. Por lo tanto, es un proceso de metabolismo que continúa y que mientras más se demore el modelo neoliberal en recomponerse y no sea capaz de superar sus propias contradicciones, pues ello mismo sigue dando oportunidades para que los procesos locales, basados en la cooperación y solidaridad, en otros valores éticos y en la “proximidad”, se sigan desarrollando. No con la finalidad de generar economías muy desiguales (“super-ricas” y “muy pobres”), sino en que todos tengan oportunidades de crecimiento y desarrollo en una lógica, de por sí, completamente distinta y alternativa al afán de lucro y el libre mercado”.

Sin ser sibilinos, cómo vislumbra el futuro inmediato, ¿es posible un mundo mejor?

“No creo que pueda tildarse de ser “sibilinos” a quienes puedan prever un mundo mejor en un futuro cercano, al menos mejor que el actual. Dicho mundo mejor no depende solo de la economía, aún cuando sea una economía popular, social, solidaria; la cual tiene su aporte, pero no depende solo de ella.

Depende de procesos más holísticos, como lo señala bien el Papa Francisco en Laudato Si, especialmente en el Capítulo IV en el que habla de la “Ecología Integral” y en los capítulos anteriores (y también en el Cuarto), habla que “todo está inter-relacionado” que debemos ser conscientes que somos parte de un todo.

Si el modelo neoliberal tradicional está todavía tan impactado por la crisis financiera internacional que el mismo provocó, el que no logra recuperarse del todo y el que la superación de esta crisis ha de conllevar a grandes y hasta radicales cambios en los procesos económicos.

Y si tales cambios de los procesos económicos y sociales van a dar cabida a nuevas situaciones y oportunidades de articulación, eslabonamiento o integración en lo económico, social, cultural en los cuales los valores éticos de la solidaridad, el compartir, el bien común, sean más evidentes, pues sí, podríamos decir que se puede visualizar un mundo mejor…al menos mejor que el actual”.

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