Son 14 años en los que Marcia Boxil- Haywood ha estado frente a Cáritas Antillas, la cual está compuesta por la Provincia de Castries, que incluye las islas caribeñas de Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Bermuda. Su base de operaciones está ubicada en Santa Lucía, un pequeño estado insular en América, ubicado en el mar Caribe, al norte de San Vicente y las Granadinas y al sur de la isla de la Martinica.
En estas dos décadas y media al frente de la organización, Marcia ha procurado luchar en favor de los más pobres y marginados , esto en perfecta sintonía con el objetivo central de Cáritas que es el de empoderar a los más pobres entre los pobres para que puedan escapar de la pobreza mediante el desarrollo económico sostenible.
Por ello actualmente en esta gestión cuentan con una serie de programas como preparar a la gente para desastres naturales, salubridad, agricultura y pesca. Cada uno de estos logros tienen por supuesto en Marcia un granito de arena, ella es una mujer que está en salida desde hace años, con olor a oveja, al igual que el Papa comparte esa visión de una Iglesia inclusiva, abierta a todos porque somos hijas e hijos de Dios.
¿Actualmente cuál es el proyecto bandera de Cáritas Antillas?
"Tenemos un proyecto denominado Catholic Youth Synergies Empowerment Pilot Project (Educación y Desarrollo para Jóvenes en Riesgo), el cual es un comité de Jóvenes que muchos de ellos no han terminado la secundaria inclusive ni siquiera la primaria, a quienes capacitamos en respuesta de emergencia. Esos jóvenes están presentes en tres países en Jamaica, Granada y Santa Lucía, trabajando en diferentes comunidades. Los capacitamos en primeros auxilios, también en otras destrezas que necesitan para sobrevivir. Este programa está patrocinado por la CRS (Catholic Relief Services por sus siglas en inglés) y la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero - Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID/OFDA) y es un programa que ha sido muy exitoso".
¿Cómo ve la situación de la Iglesia Católica de las Antillas?
“Eso varía de país a país. En algunos países de las Antillas la Iglesia Católica tiene una mayoría, en otras no. Estamos en tiempos donde políticamente los gobiernos no quieren que la iglesia hable en pro de los pobres, esto es una situación delicada, pero siempre estamos en la lucha para incidir en la vida de los pobres y siempre hablar de ellos. Nuestros líderes eclesiales siempre se reúnen y buscan los puntos en común para enfrentar los problemas sociales que existen”.
¿Y por qué esos gobiernos se oponen a hablar de los pobres, no sería eso ir contracorriente a lo que nos ha llamado el Papa Francisco, cómo hace en ese caso para llevar las buenas relaciones con ellos aún estando en aceras distintas?
“Me alegra que me haya preguntado esto, porque precisamente estamos en otro proyecto que se llama Kairos, allí estamos formando no sólo a la sociedad civil sino también a miembros de las iglesias con un proyecto de divulgación, capacitación y educación sobre doctrina social de la Iglesia (DSI), porque muchos de los políticos y gobiernos piensan que la iglesia no debería meterse en los asuntos de los Estados y, precisamente, los asuntos de los Estados impactan y afectan a los más pobres, y ante esto no nos podemos quedar callados. De allí que en esa línea estamos en una línea de capacitación a los líderes gubernamentales, a los empresarios, a estudiantes, a laicos, a todos, para que conozcan aún más de la DSI, de cómo nos puede guiar y formar más conciencia”.
¿Cuál es el problema más recurrente con el que se enfrentan en la actualidad?
“Yo diría que el impacto del turismo. En muchas de las islas han cambiado de una industria de la agricultura a una industria turística. Los precios que implican ceder a los inversionistas del turismo a bajos costos han generado muchas veces efectos adversos en el mismo ambiente especialmente en los terrenos de las playas y creo que ese ha sido el mayor enfrentamiento de la iglesia con los Gobiernos pues han querido vender patrimonio por muy bajo precio, afectando con esto la vida de los animales y modos de vida de sus habitantes. Ese ha sido un contexto de mucha tensión”.
¿Con el cambio climático qué problemas han tenido específicamente?
“Con el llamado desarrollo hotelero quieren tomar terrenos destinados a reservas; también quieren introducir especies de peces como delfines que no son de la zona para fines turísticos y eso afecta el equilibrio del ecosistema, estos animales no están acostumbrados a esas aguas, incidiendo sobremanera en la vida marina y submarina”.
¿Qué opinión tiene cuando sólo se menciona Iglesia Latinoamericana soslayando el adjunto de “y caribeña”, cuál es su mensaje al respecto?
“Yo creo que los latinoamericanos siempre se olvidan de la parte caribeña. Inclusive los obispos de las Antillas siempre han querido hacer del Caribe una región aparte por toda su diversidad y diferentes lenguas como el inglés, español y francés, por ejemplo en Aruba, Bonaire y Curaçao se habla papiamento y en Haití el creole. Además las idiosincrasias son muy distintas, culturas diversas de país a país, tenemos contextos distintos. Todo eso hay que tomarlo en cuenta. Cuando se dice latinoamericano y no se dice caribeño, nos sentimos fuera de la zona”.
¿Qué le diría al Papa Francisco?
“Lo quiero mucho y lo admiro por siempre hablar en favor de los pobres, por su mensaje de apertura para todos esto es muy importante, pues siempre estar abierto a todos porque todos somos los hijos e hijas de Dios”.