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  • Ángel Alberto Morillo

Por los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes


Si bien la diferencia de contexto y cultura inciden en los ámbitos de infancia tanto en América Latina como Europa, hay un común denominador: Sus Derechos. En España, Argentina, Colombia, Venezuela y hasta en la China, los preferidos de Dios cuentan en la tierra con un documento de carácter universal de protección: la Convención Universal sobre los Derechos del Niño del año 1989.. Sin embargo, todo queda en el papel, en buenas intenciones y la realidad nos muestra otras caras de la moneda.

Quien mejor para abordar estas temáticas que Isaac Revetllat Ballesté, español de nacionalidad, especialista en materia jurídica de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Secretario de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (ADDIA) con sede en España y un eje de acción que se extiende por todo el continente americano. Igualmente es Subdirector del Centro de Estudios sobre Derechos de la Infancia y Adolescencia (CEDIA) de la Universidad de Talca en Chile.

Colabora en el curso de formación de agentes de salud del Ministerio de Salud de Paraguay través del convenio que existe con la Organización Panamericana de la Salud para sensibilizar en temas de derechos sexuales y reproductivos de adolescentes.

Además, su libro “Aproximación histórica a la construcción sociojurídica de la categoría infancia”, fue obra ganadora del Primer Premio sobre infancia y adolescencia de la Universidad de Barcelona, España. Sin duda cuenta con las suficientes credenciales para hablar con propiedad del tema, aún así sebe al dedillo que todo lo que implica trabajo de infancia y más con lo referido a sus derechos requiere de la participación de la sociedad entera.

¿Cómo evalúa la situación en materia de Derechos de niños, niñas y adolescentes en América Latina?

“Como la diferencia entre América Latina y Europa es bastante marcada me permito tomar distancia de hacer un análisis global, porque es muy difícil y tendemos mucho a generalizar y viéndolo bien cada zona tiene su realidad en la misma Latinoamérica, es por ello que a partir de las realidades locales debemos profundizar en esos aspectos. Te lo digo con mucha humildad, debemos quitarnos esa visión tan global y empezar a analizar esos escenarios de manera más focalizada y profunda, porque si no llegaríamos a conclusiones muy a la ligera, llegando a decir, por supuesto, que la niñez sigue afectada.

Es muy complejo hacer un análisis tan amplio, pues hablamos de muchos ámbitos como el educativo, el de la protección, el de la salud, el de la cultura. Con la global se nos escapa todo. Por lo menos desde Chile estamos muy pendientes de trabajar mucho en esa línea promoviendo una ley de protección adaptada a la Convención de los Derechos del Niño; por otra parte, estamos trabajando en conjunto con Paraguay con el Ministerio de Salud y estamos haciendo una guía sobre derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes. En Argentina aprobaron hace un año el Código Civil, donde se aborda el tema del empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes.

Como te digo, son situaciones muy distintas en cada parte, todos estos esfuerzos puntuales nos permiten mirar con mayor detalle y con mayor seriedad científica, académica y jurídica para tener un análisis más concreto y concienzudo; una focalización no quiere decir fragmentación quiere decir que llevamos muchos años hablando a niveles Macro no analizando los problemas en profundidad.

Hagamos el ejercicio de mirar más bien desde microscopio y no mirarlo desde lejos, sin duda llegaríamos a resultados más concretos y exactos, en vez de seguir afirmando que en América Latina hay grandes vulneraciones. Por eso te digo, en cada país hay prácticas muy interesantes qué pueden ser aplicables como modelos en otros países partiendo por supuesto a sus realidades”.

El problema de violencia hacia niños y niñas ha aumentado considerablemente en los últimos años, cifras oficiales de organizaciones como la UNICEF, Save of Children y World Vision lo respaldan, ¿qué pudiera proponerse que no se haya hecho antes para combatir este flagelo?, pues históricamente como bien usted conoce, las sociedades han mermado de alguna u otra forma los derechos de los niños y niñas aun cuando el siglo pasado se considere el siglo de las conquistas en materia de derechos de infancia.

“Algo que realmente no se ha hecho en el tema de violencia es lo referido a la prevención. Muchos de los gobiernos a través de las políticas públicas sólo actúan cuando las situaciones de violencia ya se han dado, entonces el meollo del asunto es cómo logramos intervenir y fomentar para la prevención, para evitar el maltrato.

Casi todos los códigos de leyes de América Latina tratan este tema, pero nunca ha habido una apuesta real y seria en esta materia por parte de los gobiernos, una cosa es la política pública por parte de los Estados en materia de prevención, pero de hecho esta violencia se ve reforzada en los medios de comunicación, en la sociedad misma, en las relaciones interpersonales; estamos viviendo tiempos donde la sociedad es muy violenta y aquí la verdadera solución es invertir en prevención y, por supuesto, de esta prevención debemos involucrar a muchos chicos que pueden mediar en situaciones de violencia.

El fenómeno de la violencia se ha globalizado y en eso hay que poner mucha atención; están creciendo muchísimo los casos de violencia que se denomina filioparental, es decir, al revés. Hay cada vez más adolescentes, incluso, niños quienes ejercen violencia hacia sus progenitores, educadores, llámelos como quiera, es decir, justo al revés, cifras que van en un aumento alarmante por lo menos en Europa.

Pero eso no se debe más bien a una respuesta, llamémosla natural, por parte de estos niños y adolescentes en razón de la violencia institucionalizada en la sociedad

“Correcto. Ese niño o adolescente, está viendo desde los medios de comunicación, en la misma casa, en la misma escuela o cuando salgo a la calle, capítulos de violencia y observa cómo los adultos resuelven sus conflictos, por supuesto, lo resolverá de la misma manera y en todo esto el mismo sistema me favorece. Por lo tanto, ahí es cuando debemos intervenir, en esos momentos, es ahí cuando los mismos chicos tienen un papel fundamental. Es urgente darle el protagonismo a los chicos como agentes activos para la prevención de violencia, si no hacemos eso no tendremos salida”.

Sobre los estigmas y estereotipos que validan la violencia, simbolizados en la vara, la correa, el palmoteo, cuál es su opinión de esto, cómo orientar a los padres en estas lides.

“Si yo al niño de pequeño no intento educarlo, no me atrevo a corregirlo, ni le pongo límites, no puedo pretender que cuando ese niño esté más crecido y se me descontrola, logre solucionar el problema y, por ende, tenga acudir entonces a esos mecanismos violentos que mencionas.

La responsabilidad parental ha evolucionado y creo que dentro de esa evolución está el no apelar a la violencia. Sabemos que la violencia está en todos los niveles y claro que la palmadita, el golpecito en la cabeza, el golpe con la vara, muchos le restan importancia y hasta suelen decir a mí me lo hicieron y no me pasó nada. Claro posiblemente habría que preguntarles cómo se sintieron ellos en el momento que le aplicaron ese castigo entre comillas, probablemente les generó rabia, una cierta frustración. Cuando quieres ganarte el respeto de tus hijos, ajustar normas, de esta forma, generas una autoridad malentendida.

Además el propio Comité de los Derechos del Niño a todos los Estados les está diciendo que aquellas disposiciones habidas en las normativas donde introducían el derecho de corrección de los padres con la cual se justificaban los golpes, esas palmaditas, están pidiendo eliminarlas. Sin duda un gran avance en esta materia. Cada vez son menos los Estados que en su normativa tienen ese derecho corrección violenta de los padres con respecto a sus hijos y me refiero en la propia América Latina”.

En materia de trabajo de infancia y adolescencia, cómo ve los avances de investigación en América Latina, conoce alguna experiencia al respecto.

“Hay muchísimas buenas prácticas, muchas en distintos ámbitos; por ejemplo, en temas de derecho de salud sexual y reproductiva quien lidera el movimiento de trabajar ese derecho desde la perspectiva de los adolescentes es Uruguay esto sobre el año 2008. Y es un tema muy peliagudo porque la gente lo asocia con el tema del aborto, pero esto es mucho más amplio, esto te lo explico así: cuando un adolescente llega a un consultorio médico y reconoce que ha mantenido relaciones sexuales y es portador de VIH, en este sentido, en el centro médico debe garantizársele orientación y atención, respetársele la confidencialidad, informar a los padres.

En Uruguay, observando esta situación, lo que hicieron fue una serie de talleres, donde intervinieron pediatras, docentes, responsables del ministerio, todos los actores que intervienen en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de los adolescentes y elaboraron una guía práctica con una serie de casos reales. Ese modelo se ha reproducido en Chile, Argentina y Brasil. Aquí vemos un claro ejemplo de buena práctica.

También tenemos el tema de políticas participativas del niño y el adolescente, estos son grupos de niños que asesoran a los alcaldes. Este es un modelo que existe en Ecuador, en Perú, en Paraguay. Y es un modelo que se está trasladando a Chile, Argentina, al propio Brasil donde no estaba implementado”.

Hace falta sistematizar la categoría niñez desde la visión sociojurídica en América Latina, de alguna forma, buscar el cariz vernáculo sin caer en reduccionismos del discurso antieuropeo, ni en poses nacionalistas, al contrario, como apertura a la diversidad y desde la apropiación social, se animaría a impulsar una red que permita visibilizar este estadio del conocimiento en materia jurídica, tal como en su libro.

“Hay algo ya adelantado en este aspecto y si nos animáramos a hacerlo sería muy importante. Ya hay investigaciones realizadas, no tanto desde la generalidad de América Latina, sino desde las construcciones locales, referenciadas desde sus realidades y contextos. Lo he visto en Venezuela, en Perú, en Chile, en Argentina, que hablan de esa reformulación y evolución de esa categoría sociojurídica a su ámbito local.

Se trataría de extraer los puntos comunes de esas investigaciones realizadas, buscando una lógica común. De manera que con esos aspectos podamos construir la realidad del continente y a partir de allí hacer la investigación. Una posibilidad sería a través desde la obra de un autor como la que hice, o cualquier otro caso hasta más interesante resultaría a través de una compilación de varios autores”.

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