Con amplia trayectoria en temas de economía social, desde el corazón de Perú, Humberto Ortíz, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social de Cáritas, hizo un profundo análisis en materia de desarrollo y economía solidaria de cara a los nuevos retos de la Iglesia Latinoamericana con el Papa Francisco como timonel. Entre los principales retos de la iglesia actual en el continente es garantizar la dignidad humana como signo de un desarrollo alternativo que defiende al hombre y la mujer de toda inequidad.
Humberto Ortiz, economista, es un hombre claro, sensible, como actor de iglesia está ganado a la causa de construir un mundo más digno y equitativo, donde el desarrollo humano integral sea la égida para proteger a los más vulnerables.
¿Cómo la Iglesia está aportando a un nuevo concepto de Desarrollo?
Entendiendo por desarrollo, como lo dice la “Populorum Progressio” de Paulo VI, el paso de condiciones menos humanas a condiciones más humanas, la Iglesia está aportando al concepto mismo del Desarrollo, yendo más allá de la sola economía (“homo economicus”), hacia una concepción holística, integral, del Desarrollo y desde las prácticas concretas y muy especialmente de las gentes sencillas de nuestros pueblos en el planeta.
Decimos, en la pastoral social-Caritas del Continente: Desarrollo de toda la persona y todas las personas, donde se pase de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas (PP 20). El Desarrollo debe ser Integral, solidario y orientado a la construcción de paz (Cfr. Plan de Trabajo Eje DHIS SELACC).
Optamos por un proceso de Desarrollo que integre las dimensiones económica, social, política, cultural, ecológica, ética y espiritual, en la perspectiva del Bien Común que garantice la Vida Digna.
¿Qué entiende la Iglesia por Desarrollo Humano Integral y Solidario?
Como dije en la pregunta anterior, en el numeral 20 de Populorum Progressio se define el desarrollo como el paso de toda la persona y de todas las personas, de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas. El norte orientador es la dignidad humana, siendo que el Creador ha creado al ser humano a su imagen y semejanza y como dice la Laudato Si del Papa Francisco, de ha encargado la custodia de la Creación, de la Casa Común, continuando así con la obra del Creador (Cfr. Laborem Excercens).
Desarrollo integral, porque toma en cuenta todas las dimensiones de la vida humana: la económica, la social, la política, la cultural, la ecológica (Cfr “ecología integral” en Laudato Si), la ética, la espiritual. Muy importante la espiritualidad del desarrollo. Solidario, en la medida que requiere de la cooperación, del compartir, pasar de un paradigma que ve todo desde la “competitividad” extrema, a un paradigma que vea los procesos desde el “compartir”. Lograr juntos lo que individualmente no vamos a poder lograr (como lo dice el refrán cooperativo). La perspectiva solidaria del desarrollo hace referencia a esa cooperación y solidaridad desde las familias, las comunidades, las localidades, los países, el mundo entero (Cfr. Los últimos informes del IDH del PNUD).
¿Cuál importancia tiene hoy la economía solidaria y el cooperativismo en la búsqueda de elevar la calidad de vida de los más pobres?
La economía solidaria se enmarca dentro de esa perspectiva del desarrollo solidario; esto es, la economía solidaria aporta al desarrollo humano integral solidario.
La economía solidaria, al igual que el cooperativismo surge históricamente como respuesta, desde las poblaciones empobrecidas y excluidas, a tales situaciones de pobreza crítica y exclusión prácticamente a todo nivel, para abrirse paso desde el trabajo humano, entendiendo por trabajo la capacidad humana de producir bienes y servicios de utilidad social (Cfr Laborem Excercens). Por economía solidaria vamos a entender a las diversas formas como los pobladores de sectores urbano populares y campesinos se organizan para crear sus propias fuentes de trabajo o para acceder a bienes básicos (alimentos, medicinas, vivienda, educación, servicios, etc.) a los menores costos posibles en base al apoyo mutuo personal, familiar y colectivo y en cuyas prácticas cultivan y desarrollan, a diversos grados, el valor de la solidaridad. En materia de gestión, se organizan en base a decisiones colectivas.
El cooperativismo podemos definirlo como una de las formas de la economía solidaria, quizás la más genuina surgida históricamente, pero no la única. Hoy en día y hace ya buen tiempo van surgiendo y tomando una perspectiva solidaria, formulas organizativas y de gestión que no son exactamente cooperativas, pero que comparten sus principios y filosofía.
¿Pudiera hablar de alguna experiencia exitosa, en nuestro continente, de la economía solidaria acompañada desde la Iglesia?
Hay muchas y que han tenido vigencia relevante, tanto en vivir más y más sus principios fundantes como su posicionamiento en la economía con niveles significativos de sostenibilidad.
Por “sectores” de la economía solidaria, podríamos por ejemplo, citar: En lo productivo (producción responsable), la experiencia de cooperativas de producción de lácteos y derivados en Salinas, Ecuador.
En lo comercial (comercio justo), la experiencia de Maquita Cusunchic (MCCH) en el Ecuador que inspira la creación de la RELACC a nivel continental (Red Latinoamericana de Comercio Comunitario).
En lo financiero (finanzas solidarias), muchas cooperativas de ahorro y crédito que surgieron apoyadas desde las parroquias y las Congregaciones religiosas, como por ejemplo la Cooperativa Jesús Obrero en el Distrito de Comas, Norte de Lima, Perú
En el sector servicios (servicios de proximidad), la experiencia de “Traperos de Emaús”, fundada por el Abate Pierre en Francia y que ha dado vida a toda una red de actividades solidarias basadas en el reciclaje.
En el sector del consumo (consumo ético), una gran número de cooperativas de consumidores surgidos al influjo de la pastoral Obrera o de ls organizaciones de mujeres de los barrios de nuestras tierras.
En el sector tecnológico (“intercambio de saberes”) una vasta experiencia de colegios cooperativos e institutos tecnológicos que muchas congregaciones han dado vida prácticamente en todo el continente, como por ejemplo los Institutos tecnológicos de los padres salesianos y su red de iniciativas solidarias.
¿Qué dice la Iglesia sobre el modelo capitalista de la economía y qué dice sobre los modelos comunistas estatistas? ¿De qué manera pudiera plantearse una Tercera vía?
Como sabemos desde la DSI, la Iglesia no tiene un “modelo” económico específico para proponer. Tiene más bien principios y valores que orientan a la construcción de propuestas y procesos, en los que se inscriben los procesos de la economía solidaria y de desarrollo solidario.
En Laudato Si el Papa Francisco es más claro aún, criticando el modelo actual vigente en el mundo basado en la depredación, en el “descarte” no solo de cosas sino de personas, en el afán desmedido de lucro; etc. Ya también el Papa Benedicto hablaba en Caritas in veritate del principio de Gratuidad y de la Economía del Don.
Quizás el nombre de “tercera vía” no sea el más adecuado para plantear la perspectiva a construir, yo diría más bien procesos alternativos, que asumiendo el desafío de Laudato Si del Cuidado de la Casa Común y la comprensión profunda de la dignidad humana, impulsar procesos de humanización de las estructuras económicas y de proyección al desarrollo existentes, en una perspectiva holística e integral.
Principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia son criterios claves para las operacionalizaciones: opción preferencial por los pobres y excluidos, subsidiaridad, solidaridad, participación desde las comunidades, proyección al bien común, perspectiva del cuidado de la creación en cuanto al destino universal de los bienes, la gratuidad.
¿Qué aporte hace la Laudato Sii a esta búsqueda de un modelo económico alternativo?
En Laudato Si el Papa Francisco critica el modelo actual vigente en el mundo basado en la depredación, en el “descarte” no solo de cosas sino de personas, en el afán desmedido de lucro o de la “apropiación” de las cosas. Pero estas críticas son válidas a los modelos económicos y políticos vigentes. En ese sentido ese es el gran aporte, el cuestionamiento fundamental a las raíces mismas del sistema que pone en riesgo la existencia humana y del planeta y del llamado a “cambiar el rumbo” de los caminos que se están siguiendo. En el Capítulo IV, en el tema de la “ecología integral”, el Papa nos plantea que propongamos las respuestas en todas las dimensiones de la vida; tal como hemos mencionado, en las dimensiones económica, social, política, cultural, ecológica, la ética, la espiritual.
¿Qué piensan hacer en este cuatrienio desde el equipo común DEJUSOL-CARITAS en esta área?
En la línea de promover la reflexión y orientar la acción de las pastorales sociales-Caritas del continente, nos hemos planteado un objetivo general y tres objetivos específicos:
Como Objetivo General: Desde el Evangelio, la DSI y Aparecida, apoyar el fortalecimiento, surgimiento y generación de experiencias y procesos para el desarrollo humano integral, sostenible y solidario con el protagonismo de los pobres y excluidos, a través de los agentes pastorales, alentando la creación de estructuras de justicia y solidaridad, “para que los pueblos tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).
Como Objetivos específicos:
a. Fortalecer las capacidades y conocimientos de los miembros de las zonas de la Pastoral Social-Caritas sobre Desarrollo Humano Integral Solidario y Sostenible para mejorar el trabajo de acompañamiento a las comunidades más vulnerables, desarrollando una metodología común e incluyendo las diversas dimensiones del desarrollo, fundamentadas en la identidad y espiritualidad de Cáritas, la equidad, el efecto de las migraciones y la pluriculturalidad.
b. Acompañar, valorizar y visibilizar experiencias concretas de las Pastorales sociales-Caritas nacionales en la reflexión y promoción del DHIS, Economía solidaria, Comercio Justo, seguridad alimentaria, y reflexión sobre las causas de la pobreza y exclusión, promoviendo procesos enfocados al desarrollo local sustentable y articuladas en redes, con especial énfasis en aquellos fenómenos vinculados con el Derecho a la Alimentación, migración, equidad, Cambio Climático y cultura de paz.
c. Promover la incidencia política y social como estrategia para fortalecer y defender experiencias y procesos de desarrollo solidario promoviendo la participación en diversos espacios "desde la base" hacia distintos niveles “macro”, con especial énfasis en el Derecho a la Alimentación, el Cambio Climático, la Amazonía, los pueblos indígenas, las migraciones, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Responsabilidad Social de la Empresa (ejm. industrias extractivas).
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