Bogotá, 01 de febrero de 2016
Nosotros obispos de América Latina y El Caribe nos dirigimos a la sociedad civil, los gobiernos del Continente y la opinión pública en general, con la esperanza de poder unir nuestros corazones y nuestras voces ante una situación de alcance global que nos invita a ratificar, a través de la acción, la prelación por la vida que es sagrada y la dignidad de la persona humana por encima de los intereses del lucro y el comercio.
Se trata de nuestra preocupación por el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus iniciales en inglés), tratado que reúne a las naciones de Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, entre otras naciones, cuyas negociaciones se cerraron el 05 de octubre de 2015, cuyos textos completos sólo fueron conocidos por la población mundial hasta el 05 de noviembre pasado.
A pesar de ser un acuerdo comercial, sus alcances afectan profundamente áreas sociales sensibles como la salud, la educación y el medio ambiente, especialmente de las poblaciones más pobres y vulnerables de la región.
En lo que se refiere al derecho fundamental a la salud, las disposiciones de este tratado en materia de propiedad intelectual constituyen una normativa de carácter supranacional que, en caso de ser aprobada por los Congresos de los países firmantes, se traducirán en la máxima ampliación y fortalecimiento de las condiciones de monopolio farmacéutico.
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