A los problemas económicos, políticos, sociales en nuestro continente, también se le suma el tema medioambiental. Desde Canadá a la Patagonia, los problemas de contaminación, impacto sobre la flora y la fauna producto de la actividad extractiva y la criminalización de la protesta contra los proyectos que atentan contra la naturaleza, han pasado a engrosar la lista de prioridades.
De cara a esta situación, la Iglesia católica, movimientos ambientalistas, junto con movimientos sociales, teniendo como plataforma al Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM y a la Red Eclesial Panamazónica, han estado emprendiendo acciones concretas para salir al frente y acompañar al pueblo que sufre producto de proyectos industriales por parte de privados y de gobiernos que destruyen el ecosistema.
Además, cual profetas, se han convertido en las voces de quienes la violencia sistemática ha tenido que callar. Hoy la Laudato Si se ha convertido en una brújula, en su mejor herramienta, para denunciar el sistema, pues bien hoy ellos dicen también “Al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios”, por tanto, sabemos que la principal causa es el capitalismo, este modelo económico de desarrollo que cada día se come al Planeta.
Antes de continuar, es preciso entonces hacer un minuto de silencio por Berta Cáceres. Hoy lo aquí llamados saben bien que la criminalización, la intimidación e incluso los asesinatos selectivo se han convertido en formas nuevas de crucifixión, pero también tienen la fe que sus esfuerzos no serán en vano por así como han matado a Berta y muchos en nuestro continente, de este mismo modo serán muchos los que surgirán para seguir defendiendo la creación.
“En América Latina y en el mundo hay una seducción por el modelo neoliberal, capitalista”
Padre Dario Bossi, Red de Iglesia y Minería, misionero Comboniano del Corazón de Jesús. Brasil
Este sacerdote de origen italiano, trabaja en el norte de Brasil, específicamente en la región amazónica en la división entre Maranhão y Pará. En el marco del Encuentro Ecuménico “Iglesia y Minería”, el Padre Bossi resalta la importancia de definir los criterios para empoderar a las comunidades sobre lo que piensan, sobre su territorio, su futuro y también cómo hacer eso desde el punto de vista de las Iglesias.
“Estamos acá en el CELAM para actualizarnos sobre lo que es la dimensión de iglesia y minería, por ello pienso que es importante mantener un canal de comunicación permanente porque nosotros tenemos bien sea un pie en las bases y otro en las articulaciones de afuera; uno de los objetivos centrales de este Encuentro de Iglesia y Minería es hacer cómo la iglesia está interpretando y llevando a cabo las acciones frente a los desafíos ecológicos en América Latina y después definir un plan conjunto de trabajo”, apuntó.
Bossi destaca que otro de los aspectos importantes de este encuentro tiene que ver con la forma cómo el CELAM puede ayudarnos a dialogar con las Conferencias Episcopales con respecto a la comprensión del modelo desarrollo, porque de alguna manera en América Latina y en el mundo hay una seducción por el modelo neoliberal, capitalista, incluso invierte mucho en los grandes proyectos extractivistas.
Este no puede ser el único modelo de desarrollo posible, debemos evitar una crisis colectiva, esto es un punto que nosotros confrontamos mucho, porque a partir de la experiencia de vida con las comunidades tradicionales indígenas, campesinas, donde estamos sabemos que este modelo está creando muchas más violaciones”.
No obstante políticamente en América Latina ha habido un fracaso, sobre todo, en materia de políticas económicas por parte de Gobiernos de corte progresista, más específicamente antineoliberales y anticapitalistas, por ello ante la pregunta de rigor, si este punto de vista que él plantea más bien crea un rechazo por parte de la sociedad donde el discurso y la praxis contra el modelo capitalista van desconectados y de manera aislada creando contradicciones notorias y problemas de gobernabilidad, incluyendo altos índices de pobreza y escasez de productos básicos hasta llegar a casos de corrupción, el padre Bossi no dudó en responder: “Es una pregunta larga, pero muy importante; primero destacaría que estás posiciones que estamos tomando y pueden parecer para algunos posiciones ideológicas radicales, en realidad son posiciones muy expresas en la Laudato Si, entonces asumimos la posición de una Pastoral oficial de la Iglesia Católica con respecto al modelo económico vigente, donde hay una crítica fortísima del Papa, incluso en la Encíclica Evangelii Gaudium habla de la globalización de la indiferencia”.
“Entonces de verdad, nosotros nos sentimos muy apoyados por la Iglesia en esta crítica al modelo”, apunta, sin embargo, es claro al afirmar que existe un gran enfrentamiento contra la Iglesia y las comunidades cuando se ponen a testimoniar estás visiones críticas, porque de hecho el modelo hegemónico, vigente, todavía establece una línea favorable al neoliberalismo, cuya expansión apunta al extractivismo y reprimarización de la economía, especialmente en América Latina así como un colonialismo en clave moderna, donde “se dan relaciones bilaterales con países que aplican dinámicas imperialistas, entonces sentimos en la práctica del día a día un posicionamiento que políticamente va en contra de la corriente existente”.
El padre Dario Bossi hace un llamado a asumir la voz profética de la Iglesia, sin entrar en cuestiones de partidos o de nombres, pero “es muy importante por parte de la Iglesia y de quienes la integramos defender una política que no se vuelva esclava del neoliberalismo".
“Estamos en busca de nuevos caminos de desarrollo, de una política económica diferente, que esté más protagonizada por las comunidades y nuestra visión con respecto a este planteamiento radica en un diálogo sur-sur, no priorizar las relaciones bilaterales desiguales. Evitar regresar a las privatizaciones de muchos bienes que actualmente son colectivos, comunes. Nuestra línea es establecer un posicionamiento político con acuerdos regionales para empoderar cada vez más las fuerzas de organizaciones como el Mercosur, UNASUR, no sólo comercio, sino una política que defienda las capacidades de las comunidades, sin depender exclusivamente de la exportación de bienes como actualmente se hace, porque parece que la solución para América Latina así como para África sea la venta de bienes comunes, considerados como comodities de los grandes Estados de afuera”.
“No es un proceso desarrollo, sino un proceso de saqueo”
Pablo Sánchez, referente de la Red Iglesia y Minería del grupo IMPRISOC. Perú
Pablo Sánchez, peruano, trabaja con varias instituciones el tema de la industria y minería, así como el impacto que esto tiene en el medio ambiente y en las comunidades. Es uno de los miembros más activos de la Red Iglesia y Minería, afirmando que ésta congrega a religiosos, religiosas y laicos organizados en la defensa de los Derechos Humanos y también en la defensa del cuidado de la naturaleza. “Estos son dos de los elementos fundamentales de la red, buscamos desde los territorios donde suceden estos delitos; también nos dedicamos al acompañamiento de agentes de Derechos Humanos para que cambien esta realidad y encontrar formas diferentes de relacionarse con el ambiente”, acotó.
Sánchez apuesta por nuevas formas de relaciones con el ambiente, sobre todo trascender el extractivismo al cual se han sometido muchos países de América Latina porque “no es un proceso desarrollo, sino un proceso de saqueo”.
Al hacer un balance de la actividad minera, una pregunta infaltable salió, ¿pero cómo sobrevivirían los modelos económicos que dependen exclusivamente de esta actividad? Su respuesta fue muy clara: “No tenemos una crítica a la actividad minera en sí misma, pero lo que sí hay es una crítica muy clara a la forma cómo esta actividad se realiza en el continente. Por experiencia te digo que no he logrado todavía encontrar alguna actividad minera sin efectos en el medio ambiente, de hecho, conformamos una red dónde estamos en constante comunicación, arrojando evidencias claras donde los miembros de la red denuncian constantemente las secuelas que deja la minería”.
Uno de los aspectos más importantes de su causa es el combate a la violencia, la vulneración de derechos, restricción del desplazamiento de las personas, en este sentido, obviamente la actividad minera tiene beneficios, pero “sólo a pequeños grupos que tiene mucha influencia”.
Lamentablemente, Sánchez denuncia que las empresas mineras tienen muchos intereses en juego, de allí que “muchos de nuestros compañeros hayan recibido amenazas, persecuciones, campañas de desprestigio, incluso, ejecuciones. Berta es uno de los tantos ejemplos muy lamentables”.
“Por cierto el punto es que esta acción de defensa de las comunidades es percibida por las empresas y por el estado no como una acción democrática, sino más bien como una agresión que debe ser respondida con otra agresión y la agresión del más poderoso causa muerte”, apuntó.
Sánchez es categórico al afirmar muchas personas que hacen la defensa por el medio ambiente, en el fondo lo hacen por una razón económica, política, pero también por una razón espiritual frente a la naturaleza y otros seres humanos. “Esta espiritualidad algunas veces no es muy acompañada por la direcciones institucionales de las iglesias; más bien se trata de iniciativas particulares de sacerdotes y religiosas comprometidos con sus comunidades donde, incluso, están siendo perseguidos o maltratados y ellos se sienten hasta solos, sin embargo, la Laudato Si se ha convertido en uno de sus mayores inspiradores de su trabajo”.
“A partir de la Laudato Si se ha notado mayor compromiso por parte de los obispos”
César Correa, Oficina de justicia y paz e integridad de la creación de los Misioneros Combonianos. Chile
Este chileno tiene años en la lucha por los derechos fundamentales de las poblaciones afectadas por la actividad minera, especialmente de aquellas que ni siquiera tienen acceso al agua, porque esta se ha convertido en artículo de lujo. Sabe muy bien que este encuentro celebrado en Bogotá y que congrega a muchas organizaciones del continente en esta materia, se convierte en un motivo de esperanza y alegría “sobre todo por la posibilidad de la gente que está trabajando en función del cuidado de la creación que ya lleva mucho tiempo con los temas mineros, con los temas de Ecología, de soberanía alimentaria”.
Correa explica que a partir de la Laudato Si se ha notado mayor compromiso por parte de los obispos, ya están permitiendo entre su clero ampliar una mirada en este tema, que ha comenzado a calar profundamente, “Y eso se ha visto como algo que parte de la Doctrina Social de la Iglesia, porque desde siempre ha sido una línea de los Benedictinos, los Combonianos, entre muchos otros, quienes han venido con esta línea ecológica en favor de la creación”.
Esta temática de medioambiente, a juicio de Correa, ha tenido sin discusión alguna mayor visibilidad gracias a la encíclica. Asimismo se ha propiciado un acercamiento con las comunidades, que históricamente eran grupos que estaban excluidos, “Ahora se están haciendo esfuerzos desde la Iglesia para que estos grupos tengan prioridad involucrándolos directamente en la lucha por sus derechos y por la protección del ambiente, no solamente pensando en sus conflictos, sino compartiendo la vivencia de sus dificultades y desde ahí poder generar procesos de cambio”.
Chile es un país que ha basado su economía en la industria minera principalmente, por ello, era imperdonable no inquirir en estas lides habidas entre defensores del medioambiente con las empresas mineras, no titubeo al afirmar que “El tema es bastante fuerte, pues Chile es un país minero y toda su economía se basa la explotación de recursos naturales, además de una muy mala legislación en términos ambientales; entonces cuando uno ve un mapa de Chile y lo pone y lo contrasta con las informaciones sobre los conflictos ambientales, vemos situaciones claramente delimitadas, en el norte de Chile la mayoría de los conflictos tiene que ver con agua relacionada con la explotación minera; mientras que en el centro el tema del agua está relacionado con la sequía y el de la industria cárnica; el tema de las forestales se extiende en gran parte del sur de Chile, además del tema de la generación hidroeléctrica, ese tipo de temas son muy muy fuertes sin mencionar te el caso del desvío de los ríos”.
A todas estas, en Chile la gente se ha organizado en el Movimiento Nacional por la Defensa del Agua y la Vida motivando a hacer una reflexión muy profunda en torno al tema de explotación minera y su impacto en el medioambiente, donde se ha dado una interesante construcción del ser humano y su relación con la naturaleza y que se da en procesos de las comunidades, por eso, explica Correa, “comenzamos a cambiar conceptos, por ejemplo, en vez de decir recursos, hablamos der bienes comunes, lo cual es más profundo”.
Un dato interesante es que existen agentes de movimientos sociales de ambiente que se declaran ateos, pero ello no ha impedido que en su lucha por el cuidado de la tierra hayan descubierto también una dimensión espiritual, en ese sentido, “hay un acercamiento de ellos a esta experiencia espiritual, ha sido muy significativo esto”.
Los problemas y tensiones sociales, a criterio de Correa, se agudiza también por omisión o por acción de procesos fraudulentos en la licitación para el ejercicio de actividades extractivas, “el gobierno ha contribuido agudizar en este sentido los conflictos, las empresas también a través de la triquiñuela o coima, manipulando el tema político y generando conflictos. De hecho hoy en día tenemos parlamentarios presos por aceptar dinero de empresas para facilitar los contratos en los procesos de explotación de recursos mineros”.
Y por supuesto el problema del agua es uno de los principales en primera instancia porque el agua en Chile esta privatizada y especialmente quienes aprovechan más son las Industrias mineras, “porque están en zonas con muy poca agua, entonces se privilegia para la minería en vez de ser privilegiada para el uso humano, para la vida, esta es la principal denuncia de las comunidades”.