El cuidado de la casa común, término acuñado con la salida de la Encíclica Laudato Si, se ha convertido para las organizaciones eclesiales, sociales y grupos de ecologistas en un desafío que asumen cada día por la lucha de una sociedad más justa que mire el cuidado de la creación desde diversas aristas.
Birgit Weiler, religiosa de la Congregación Hermanas Misioneras Médicas, además de investigadora y activista de derechos humanos y ambientales, es referente para por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano en el área ecológica.
Actualmente trabaja en Perú en la Universidad Antonio Augusto Montoya de los Jesuitas y colabora con el Vicariato de Jaén, especialmente en la parte de la selva el área de la Amazonía. La voz de la hermana Weiler cuenta la autoridad suficiente para entender desde una perspectiva encarnada la temática de la ecología integral, además de contar con los suficientes méritos científicos y académicos para ver en ella a una mujer que sabe donde está pisando. Esa combinación pueblo- academia es casi genética, es parte ella y es lo que la hace muy interesante.
¿Cuáles son los desafíos en materia de Ecología integral?
“Un desafío muy fuerte que tenemos es el crear conciencia sobre los problemas sociales que nos afligen y que el mismo Papa Francisco ha expresado en la Laudato Si, como además de tomar conciencia de los problemas ecológicos que van en aumento como la pérdida de la biodiversidad a causa del cambio climático desde la pastoral debemos integrarnos no pensar sólo en segmentos somos parte de la Tierra de la vida con toda Su riqueza el ser humano es el único ser vivo que tiene la capacidad de autorreflexión pero a veces eso nos ha llevado a creernos superiores a la naturaleza y olvidamos que vivimos de ella.
Vivimos en una casa común y no es justo vivimos de tal manera que el tejido de vida está cada vez más dañado y que muchas partes del mundo ya se están sufriendo las consecuencias negativas con mayor fuerza tonces ahí hay una cuestión de justicia de amor al prójimo porque porque no cabe hay una indiferencia.
Cómo hacerle entender a los pobres a los más vulnerables la importancia de estos temas cuando más bien como cuando más bien se aborda desde la Academia y círculos intelectuales
Eso depende un poco de los contextos, cuando yo estuve en comunidades de Wampis, en Perú, a muchos de ellos desde su humildad les preocupaba que el clima ya no es como antes, plantas del bosque que ellos usan en gran parte ya no están o han disminuido, mueren muchos animales y entonces notan el impacto que esto causa en sus vidas. La gente pobre que habita ahí, bueno habría que replantearse esta visión, mejor digamos gente que vive con menos recursos, es incidida por todos estos factores ambientales, trayendo como consecuencia el desmejoramiento de su calidad de vida.
Birgit es una mujer sensible, mira con ojos de misericordia, a lo largo de su carrera profesional como investigadora, ha realizado diversas entrevistas a muchos jóvenes encontrando en ellos diversas preocupaciones, principalmente de cara al futuro, pues ellos mismos se preguntan “¿Qué será de esta situación? ¿A dónde va a parar esto? ¿A dónde vamos a vivir?
En este sentido, los pueblos indígenas, a su criterio, tienen un alto sentido de la integralidad, “Eso se debe también a su cosmovisión, que ha sido transmitida de generación en generación. Ellos tienen conciencia de la vida plena, saben que si un organismo vivo sufre, influye en el otro”.
En este punto, es infaltable, abordar el aspecto tocante a la violencia que ejercen las empresas mineras y el mismo Estado, donde muchas veces los defensores Derechos Humanos y Ambiente han quedado vulnerables, huérfanos; hay un caso bastante conocido como el de Berta Cáceres, de allí que la pregunta era más que justa y necesaria.
¿Qué hacen ante estas situaciones, están dispuestos a dar su vida por la causa o qué mecanismo están creando para poder protegerse?
“En este sentido las grupos de defensa de DDHH y ambiente están conformando una Asociación, sobre todo, en este momento de mayor amenaza cuando a la vuelta de la esquina está a puertas la ejecución de megaproyectos de petróleo, oro y creación de hidroeléctricas.
Te habló de un caso muy puntual una hidroeléctrica en Santa María de Nieva los líderes indígenas que llaman Apus, quienes son la gente sabía de estos pueblos recalcan la necesidad que sólo no podrán hacerle frente, sólo unidos podrán tener éxito y precisamente esa es una forma de protegernos y que debemos asumir.
Imagínate el tamaño de la amenaza de construirse esta hidroeléctrica, nada menos que desaparecerá todo el pueblo.
Lamentablemente hay un grupo, formado por las mismas empresas denunciadas, que desde el año pasado se ha manifestado con mucha fuerza y lo que busca es dividir y ha ido en parte contra personas de la iglesia, contra otros creyentes, incluso ha habido amenazas de muerte. En este sentido, las empresas tienen una estrategia que uno no puede determinar cuál de todas es la que da la amenaza de muerte, pero conocemos de personajes que hacen estas amenazas y otras formas de coacción y de intimidación hacia los principales dirigentes ambientalistas, que están en contra de su megaproyectos”.
¿Cómo ve el papel de la Iglesia Latinoamericana?
“Frente al tema de la ecología integral, hemos dicho reiteradamente la necesidad de acompañamiento a la gente que ha sido amenazada, generando con ello una mayor protección. Tenemos que pensar también con la gente, la manera de cómo organizarnos para lograr los objetivos comunes, pero también una espiritualidad que mantenga a las personas en pie de lucha, que les dé aliento en los momentos duros, porque es fuerte cuando uno recibe amenazas, es muy desagradable.
También está la necesidad de crear una red de comunicación, de tal manera que cuando a alguien le ocurra algo, inmediatamente todos nos pongamos en contacto. Debemos buscar espacios para acompañar psicológicamente aquellas personas que han sido víctima de amenaza.
Por otra parte, es importante que la Iglesia ponga a disposición sus medios de comunicación para dar a conocer la realidad, ser la otra voz, porque tenemos el derecho de ser escuchados y es esencial también evitar la criminalización de la protesta y la denuncia, ante eso como Iglesia, debemos tener la valentía sobre todo los obispos, de dejar claro y dar la cara por su gente. En mi zona nos ha ayudado mucho el obispo, se ha unido a nuestra denuncia.
Finalmente la categoría ecología debe abordarse en sus diversas dimensiones, no quedarnos sólo en la minería. Es necesario mirar todas las aristas y esto es posible en la catequesis, en la liturgia, la formación de la fe, en la manera como meditamos la Biblia y creo que lo ecológico no es un segmento, abarca toda nuestra vida social”.