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Ángel Morillo

“La falta de acceso a medicamentos es el más grande problema sanitario del planeta”


La vida de German Holguín, Director General del Misión Salud, es sencillamente apasionante, el día 06 de diciembre de 2016 habrá un antes y un después para este caleño (natural de Cali, Colombia), quien dio a su vida un cambio radical: de ser un próspero empresario de la construcción, hoy es el paladín de los quienes sufren, padecen y hasta mueren por lo que él mismo ha considerado el más grande problema sanitario por el cual atraviesa la humanidad: la falta de acceso a medicamentos.

Pero echemos la cinta atrás. Eran los años 90 en Colombia, para ser más específico, el año 1995. Uno de los principales diarios del país, El Tiempo, lo bautizaba como El Visionario de la construcción, con un futuro promisorio, con su propia firma Holguines S.A era una autoridad. Muchos lo admiraban y respetaban, pero su espíritu inquieto lo llevó a dar un vuelco en su vida, en ese año, con apoyo la ONG Oxfam, fue a solicitar apoyo de 50 congresistas estadounidenses, hombro a hombro, sin pelos en la lengua, les pidió oponerse al Tratado de Libre Comercio con Colombia, toda una hazaña, diríase hasta una temeridad en tiempos de pleno apogeo neoliberal. Sin duda Holguín se las traía, porque su voz fue escuchada, no sólo la suya, sino la de millones de colombianos.

Hoy en día ve con preocupación la situación de acceso a medicamentos en América Latina, él mismo escribe que “Según proyecciones de la CEPAL y la OPS, de los 580 millones de habitantes que hay en la región, 230 millones no cuentan con seguro de salud y 125 millones carecen de acceso permanente a los medicamentos y demás servicios básicos de salud. Como consecuencia de ello, anualmente se presentan alrededor de 700.000 muertes evitables”.

Luego de dos años de lucha, junto a más de 25 organizaciones de la sociedad civil latinoamericana, serán recibidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para lo que será la primera audiencia temática regional, la cual califica como “Una oportunidad única para visibilizar ante la CIDH el problema de la falta de acceso a medicamentos necesarios para la salud y la vida en las Américas”.

Este abogado, economista y máster en Administración de Empresas, hoy saborea los frutos de un esfuerzo, incluso, lo que muchos consideraron como locura, hoy lo ven como el arquetipo, la flor y nata de la lucha contra verdaderos gigantes como lo son las transnacionales de la farmacéutica, él mismo refiere: “Este, repito, es el mayor problema que enfrenta hoy la humanidad. Pero hay algo peor: la mayoría de la población ignora el tema, lo desconoce. De eso no se puede hablar, porque al que hable lo tildan de loco. Sí, loco. Y hay quienes saben de qué se trata, pero lo asumen como algo natural, como un hecho irremediable. Creen que se da porque así tiene que ser”.

En estos 15 años de camino, con el libro La guerra contra los medicamentos genéricos, es el hombre que incomoda a las farmacéuticas, es la voz de los sin voz, en un gesto loable ha dejado su zona de confort para desnudar una realidad latente, que en sus propias palabras, explica: “La falta de acceso a medicamentos existentes en el mundo en desarrollo, donde habita el 80% de la población mundial, es el más grande problema sanitario que afronta hoy el planeta, ya que afecta a más de 2.000 millones de personas y, según estimados de la Organización Mundial de la Salud, es responsable de la muerte de más de diez millones de personas cada año, cifra no registrada por ningún otro acontecimiento en la historia universal”.

¿Cuáles son sus expectativas con respecto a la venidera audiencia del día 06 de diciembre?

“Una oportunidad única para visibilizar ante la CIDH el problema de la falta de acceso a medicamentos necesarios para la salud y la vida en las Américas Un problema que se da en prácticamente todas las enfermedades, con énfasis en las diecisiete "enfermedades tropicales olvidadas" reconocidas por la OMS, entre ellas el dengue, la leishmaniasis y el mal de Chagas, cuyo denominador común es que a pesar de que matan alrededor de 3 millones de personas cada año, no existen vacunas para prevenirlas ni tratamientos eficaces para curarlas, en las enfermedades transmisibles más mortíferas ( VIH-Sida, tuberculosis y malaria) y en las enfermedades no transmisibles de alcance global (cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes, entre otras), en muchas de las cuales el costo exorbitante de los medicamentos existentes los hacen inalcanzables por los sistemas nacionales de salud y los pacientes de medianos y bajos recursos.

Como consecuencia de esta carencia, el mundo en desarrollo, donde vive el 80% de la población mundial, padece una pavorosa realidad de morbilidad, sufrimiento, discapacidad y marginación, y, según estimados de la Organización Mundial de la Salud, registra anualmente más de 10 millones de muertes evitables, de las cuales América Latina aporta anualmente 700.000 víctimas fatales. Un guarismo no registrado por ningún otro acontecimiento en la historia de la humanidad, incluidas las dos guerras mundiales y el Holocausto, abominable masacre que provocó el criminal exterminio de unos 6 millones de judíos.

En la Audiencia del 6 de diciembre los voceros de las 25 organizaciones peticionarias tendremos la oportunidad de explicar a la Comisión que este drama no se debe a un fenómeno natural, inevitable e irremediable, como un terremoto, sino que es el resultado de políticas y estrategias concebidas y ejecutadas deliberadamente por las grandes multinacionales farmacéuticas, las cuales están más interesadas en el negocio, el lucro y la acumulación de capital, que en curar las enfermedades y salvar vidas humanas. Ellas y sus gobiernos actúan como si fueran los dueños de la salud y la enfermedad de todos los habitantes del mundo. "Somos su negocio desde antes de nacer hasta que morimos". Es el fruto de anteponer la idolatría del dinero a la dignidad del ser humano, los derechos de propiedad intelectual al derecho fundamental a la salud y la vida, los intereses comerciales a los derechos humanos. .

En palabras del Papa Francisco, "así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad". ¡Esa economía enferma y mata!

Lo que esperamos de la CIDH al compartir con ella estas preocupaciones y algunas fórmulas de solución es que haga suya la misión de poner fin a este drama en las Américas, poniendo al servicio de la causa los instrumentos a su alcance, por ejemplo la realización de investigaciones y estudios pertinentes y las recomendaciones a los gobiernos de los Estados miembros para que adopten medidas progresivas dirigidas a asegurar la plena observancia del derecho a la salud y a los medicamentos en el Continente.

Nosotros como sociedad civil recurriremos a todos los mecanismos a nuestro alcance para lograr que el sistema interamericano de derechos humanos no permanezca indiferente ante un drama tan alarmante. De manera pacífica pero resuelta. Con iniciativas tendientes a desactivar las conductas que la determinan. Únicamente pasando de la retórica a la acción se contendrá este torbellino macabro de dolor y muerte. Nuestro compromiso con la vida es rescatar el tesoro de la salud de Latinoamérica y el Caribe y del mundo en desarrollo en general, que hoy está en manos ajenas. Secuestrado. Secuestrado por la dictadura de la codicia y la insolidaridad. "Medicamentos para todos" es el gran reto sanitario de nuestro Siglo XXI”.

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