El Servicio Jesuita a Refugiados en su misión de “Acompañar, Servir y Defender” a la población víctima de desplazamiento forzado en Colombia y a la población solicitante de refugio en Venezuela, Ecuador y México, hace un llamado para visibilizar la preocupante situación de los Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes- NNAJ en las fronteras y se garantice la debida protección por parte de los Estados para la no vinculación, reclutamiento y uso a dinámicas de violencia principalmente en estas zonas. Consideramos relevante poner especial atención en las fronteras de Colombia con Ecuador y Venezuela, pues persiste un flujo crítico de NNAJ que migran forzadamente a estas zonas junto a sus familias buscando protección, inclusión y acceso a garantías de Derechos, en muchas ocasiones a causa de la amenaza de reclutamiento o vinculación. No obstante, estas zonas se caracterizan por la falta de servicios e infraestructura suficientes, a lo que se suma el persistente conflicto colombiano que ha trascendido a los demás países, afectando directamente a los NNAJ. Así mismo, la situación de los NNAJ que vienen migrando de manera forzada desde Centroamérica representa un desafío en materia de derechos humanos, pues en países de origen como Honduras, Guatemala, El Salvador, la violencia generalizada, la falta de oportunidades de acceso a la educación, acceso a servicios médicos, oportunidades de empleo, entre otras, obligan a los NNAJ y/o a sus padres a migrar. Las dificultades persisten durante su tránsito hacia Estados Unidos o México, en donde muchas veces son víctimas de discriminación, exclusión social, extorsiones y violencia por parte de actores gubernamentales o carteles criminales[1]. En ese sentido, desde hace 15 años, el 12 de febrero diferentes organizaciones y personas a nivel mundial, conmemoran la firma del Protocolo Facultativo relativo a la participación de los niños niñas y adolescentes- NNA en los conflictos armados, a través del “Día de las Manos Rojas”, el cual es una expresión y exigencia para que se detenga el uso, vinculación y reclutamiento de esta población vulnerable en la guerra, a la vez que es un llamado a la toma de acciones concretas y eficaces por parte de los Estados para que garanticen los Derechos de todos los NNA. Por ello, hacemos un llamado de atención sobre aquellos acuerdos binacionales entre los gobiernos o iniciativas[2] que potencian los factores de riesgo de reclutamiento, uso y vinculación de NNAJ a dinámicas asociadas al conflicto o a la vinculación a grupos del crimen organizado, especialmente, para que se trabaje sobre las brechas legislativas existentes y los vacíos de protección para lograr mejores condiciones que permitan la debida restitución de los derechos los NNAJ en la región. Igualmente, alentamos a los gobiernos y a la sociedad civil a analizar estos viejos y desatendidos desafíos humanitarios en la región fronteriza, generando espacios para la construcción de acciones de prevención y protección binacionales, prestando mayor atención en medio de la alta y desorganizada migración mixta, pues al no tener la atención requerida, expone mucho más a los NNAJ, mujeres y sus familias. Consideramos necesario que los países de origen aborden las causas de la migración mejorando la calidad de vida de los niños y sus familias eliminando las desigualdades que causan la violencia, y en general que tanto gobiernos como asociados garanticen que los derechos de los niños migrantes sean respetados a lo largo de todo el viaje. Nuestra apuesta es por la vida y, por ello, nos sumamos desde los diferentes SJR en Colombia, Venezuela, Ecuador y México a decir NO al reclutamiento, NO a la vinculación y NO al uso de NNAJ en el conflicto armado. SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS – LATINOAMERICA Y EL CARIBE