Luis Enrique Pinilla es un laico colombiano con un camino construido y consolidado en el ámbito de la Iglesia Católica Latinoamericana, actualmente es el Secretario Adjunto del Servicio Jesuita para Refugiados (SJR) de América Latina y el Caribe. Viene de una experiencia de más de 2 años como Secretario Adjunto del Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Siendo tan joven, paso a paso ha construido una base sólida, méritos le sobran.
Con una licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia y dos maestrías, una en Relaciones internacionales y asuntos exteriores y otra en Análisis de políticas públicas, ha desarrollado un trabajo de investigación muy interesante en la frontera colombo ecuatoriana con resultados sumamente importantes, pues sus análisis abarcan diversidad de temáticas que amplían sobremanera su visión de la realidad.
Sin duda el tema que nos convoca son los migrantes. Creada la Red Clamor por parte del CELAM a través del DEJUSOL, es justo y necesario comenzar a dar tribuna a esta temática que con el pasar del tiempo se grava más. Mientras el Papa Francisco llama a tender puentes, en diversas zonas de nuestro continente se desembocan conatos de xenofobia, hay niños y niñas en situación de riesgo, los flujos migratorios en especial de haitianos, cubanos y venezolanos crece más, eso sumando la política migratoria, especialmente contra los latinos, asumida por el gobierno de Donald Trump. Es un cuadro bastante caótico, nada prometedor, menos mal que la mención de la maestría de Relaciones internacionales que hizo Luis es en Negociaciones Internacionales y manejos de conflictos, como buen colombiano apuesta también a la paz. Por eso le tomamos el pulso.
¿Cómo está la situación de refugio y desplazamiento forzado en Colombia ante el proceso de paz?
“Digamos que estamos en una coyuntura particular, en un punto de quiebre fundamental en la sociedad colombiana, esto es un paso muy valioso ya que se firmó el cese al fuego con uno de los grupos que más ha causado terror y desplazamientos forzados en Colombia, esto ya ha garantizado una reducción sensible a la dinámica de desplazamiento en nuestro país y lo podemos ver en las estadísticas. Nosotros, en lo particular que trabajamos con desplazados, saludamos este acuerdo y creemos que representa un desafío en el vacío que deja la organización armada porque no significa que va a desaparecer la situación de desplazamiento ni que los refugiados colombianos en otros países vayan a regresar, sino que nos permite valorar cuál es el comportamiento de las personas que ya están en condición de desplazados y surgen las interrogantes qué va a suceder con ellos, cómo va a ser el proceso de reconciliación en la sociedad y cómo va a ser el entendimiento en la sociedad y la aceptación de estos actores desmovilizados por las víctimas que para nosotros son las personas más importantes en el acompañamiento que realizamos”.
Es sabido que el padre Mauricio, Director Latinaomericano del SJR, está al tanto de la situación de Venezuela, ¿qué acciones están tomando, ya que la situación hoy es contraria, sobre todo para flexibilizar las medidas migratorias en Colombia como ya lo han hecho en algunos países?
“La situación de Colombia está cambiando ya que no es solo un país que expulsa a sus ciudadanos, sino que está sirviendo no solo de tránsito para haitianos o cubanos que cruzaron de Ecuador hacia Centroamérica, sino que efectivamente está recibiendo a una cantidad numerosa de venezolanos que se han visto obligados a desplazarse por la situación que vive el país y nosotros hemos denunciado la grave situación de violencia que ha llevado a estas personas a huir de su país. Nosotros quisiéramos que el gobierno fuera consciente y evaluara la situación y considere que durante muchos años el gobierno venezolano fue quien acogió a miles de refugiados colombianos esto por el sentido de la solidaridad entre hermanos; actualmente la necesidad es distinta y creemos que debemos tener una actitud hospitalaria con los venezolanos que están buscando oportunidades e incluso protección en el caso de las persecuciones por pensamiento político, lo cual merece una apreciación del gobierno colombiano y que nosotros estamos visibilizando ante la opinión pública para que se puedan tomar más que medidas coyunturales, se piense más bien en una política migratoria integral y de apertura para los venezolanos”.
En el marco de la campaña de las Manos Rojas, ¿qué reacciones ha generado el pronunciamiento por parte de ustedes?
“Esta campaña la hemos liderado durante los últimos años y los seguiremos haciendo hasta que no haya más un niño una niña o un adolescente vinculado al conflicto en Colombia eso es una prerrogativa para nosotros y lo que busca es sensibilizar a los actores para que sean conscientes del daño grave que le están causando a la sociedad y en particular a esta población tan vulnerable; por eso recibimos con agrado que con el proceso de paz haya garantías de la devolución a la sociedad a los niños que todavía tienen en sus filas y que haya una reparación para estos niños; de igual forma a los otros actores armados como el ELN que están en la clandestinidad, les exigimos que paren con estas prácticas y seguiremos denunciando, de manera que esta va a ser nuestra postura a nivel internacional y lo que buscamos con las organizaciones regionales es que además del contexto nacional estos pronunciamientos sean escuchados a nivel internacional para que también las instancias defensoras de los derechos humanos de los niños conozcan lo que está sucediendo en el país. El año pasado las FARC reaccionaron a nuestro pronunciamiento, porque previamente a las negociaciones hicimos la petición de que se tuviera en cuenta este tema en el proceso de paz, nosotros estamos vinculados con la CUALICO que es la coalición que trabaja este tema en Colombia, a la Organización de Naciones Unidas también hemos enviado estos temas lamentables de la región para que no se vuelvan a presentar estos casos tan preocupantes en la sociedad”.
Pero según el mismo comunicado hay unas formas sutiles o camufladas de reclutamiento para integrarlos a las fuerzas armadas colombianas como una especie de adoctrinamiento y que ustedes están denunciando. Además del pronunciamiento, ¿qué otras medidas están tomando para hacerle frente a esto sin ser señalados de traidores a la patria?
“Es muy importante sensibilizar a las instituciones públicas y a las fuerzas armadas de que este es un asunto vital para la transformación de la sociedad, y si bien en Colombia el servicio militar es obligatorio debemos pasar la página y pensar en que las fuerzas armadas fueron creadas para resguardar las fronteras y la inclusión de los jóvenes a la vida militar tendrá otra connotación después del postconflicto es por ello la importancia de la sensibilización sobre estos temas”.
¿Qué es lo que más preocupa en Ecuador en tema de refugio?
“Ecuador ha sido uno de los estados más generosos de la región al recibir la mayor cantidad de refugiados colombianos durante muchos años, es un estado modelo para la región, sin embargo, hemos notado que se ha reducido esa asistencia, pues las solicitudes de refugio enviadas han descendido y a su vez el estatus de la aprobación para recibir a esas personas lo cual nos genera sorpresa; y en este sentido aunque se ha aprobado la Ley de Movilidad Humana que incluye estos temas de migración forzada y refugio”.
¿Cuál es la posición que asumen ustedes sobre la decisión de la política migratoria implementada por los Estados Unidos con el gobierno de Trump?
“Ya antes de Trump se venían dando las deportaciones masivas de ciudadanos centroamericanos: hondureños, salvadoreños y guatemaltecos desde territorio estadounidense y es una práctica que no ha parado desde el gobierno de Obama. Lo que pasa con la actual administración es que el problema se va a agudizar y es por ello que las organizaciones de derechos humanos lo ven con preocupación y debemos prepararnos para la llegada de una oleada de migrantes centroamericanos buscando refugio en México, porque posiblemente no van a poder llegar a los Estados Unidos; además, de eso el cierre de la frontera sur de México va a ser una situación problemática en la medida que los Estados Unidos ha venido traslapando el problema a la frontera México- Guatemala, de manera que allí está el foco de nuestro análisis por los índices de violencia que son los más altos a nivel mundial y evidentemente la situación centroamericana sigue siendo muy grave”.
Entre la política migratoria restrictiva y los derechos humanos, que son dicotomías que no aceptan grises, ¿cómo hacen ustedes para mediar con estas dos posiciones?
“Nuestro acompañamiento es con los migrantes forzados y refugiados para ellos todo nuestro servicio y la defensa de sus derechos, pero como lo dijo el Papa tenemos que buscar puentes que sean soluciones, porque no se puede ver la realidad de manera cuadriculada y decir vamos a atender a tales personas por su condición económica y a otras no, lo importante es recalcar que los estados tienen obligaciones internacionales y hay compromisos que establecen obligaciones de protección independientemente de ciertas características humanas y los gobiernos deben ser conscientes de que nunca se sabe cuándo se puede presentar una crisis de migración forzada; y lo que hemos visto en los últimos años es que los países cambian sus políticas migratorias”.
Más allá de esa cultura de la hospitalidad a la que el papa Francisco nos llama a todos los cristianos y especialmente al SRJ, ¿con qué margen de incidencia cuentan para que los Estados tiendan los puentes y no creen muros, qué les hace falta?
“Nosotros tenemos una presencia limitada, pero estamos en esas fronteras donde hay mayores problemáticas migratorias, esa es nuestra misión, estar donde no están otras organizaciones. Lo que buscamos es que nuestra misión sea profética y lograr canales de diálogo y de negociación, por ello, la importancia en que las organizaciones de iglesia estén en comunión para que su mensaje tenga mayor alcance, de manera que celebramos iniciativas como la creación de la Red Clamor en la región que permite tener una voz única de la iglesia y nos permite estar acompañados de otras asociaciones civiles, para estar en diálogos con lo Estados, es allí el desafío que tienen las organizaciones de iglesia”.