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  • Ángel Alberto Morillo

Susana Nuin: “El Evangelio vivido es la única protesta válida ante el mundo”


Ya han transcurrido muchos años de cuando ella miraba al cielo y se formulaba preguntas poco usuales a su edad, en vez de formar figuritas con las nubes como cualquier niña, ese espíritu rebelde siempre fue siempre impelido por una curiosidad congénita. Sus rasgos aún delatan a sus ancestros vascos y portugueses, pues como la mayoría de familias del cono sur, a su familia, y cuando digo familia me refiero a sus abuelos, salió de su terruño en busca de una nueva vida en suelo americano. Comparte patria con el poeta Mario Benedetti, pues vio luz un 25 de noviembre de 1954, en Montevideo, Uruguay. Ella es Susana Nuin Núñez, hija de José Martín Nuin y Mirta Nuñez de Nuin, ambos dedicados al campo. Desde joven sus alas crecieron, en su fuero eran muchos los caminos, y a lo largo de su vida le ha tocado desempeñar importantes tareas dentro de la Iglesia Latinoamericana.

Producto de su constancia y talento, hoy está en la Escuela Social del Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe (Cebitepal) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), donde es directora. Allí está al frente de muchos procesos formativos y pastorales.

Su hoja de vida habla por sí sola: es Doctora en Ciencias Sociales con especialización en Comunicación por la UNIGRE, Roma, y Licenciada en Sociología por la Universidad de Roma. Es analista en Comunicación Social, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Es miembro de la red internacional de comunicadores NETONE. Es miembro del equipo técnico del CEDSI y coordinadora académica del Máster en DSI en conjunto con la Universidad Pontificia de Salamanca. Es investigadora de la red CAMECO sobre Comunicación Intercultural y estudios de recepción de audiencias. Es miembro del Consejo Directivo del Centro de Comunicación La Crujía. Es miembro del Movimiento de los Focolares.

Pero en una frase casi mágica resume la materia con que está hecha su alma: “He aprendido muchos más de los errores y fracasos, incluso más que de los aciertos. Los éxitos han estado y allí permanecen”. Ha dicho.

“Jesús quédate conmigo para siempre”

Los Nuin Núñez fueron una familia próspera de Montevideo que dedicaron su vida a trabajar la tierra y a velar por sus dos hijos, un niño (Martín, el mayor) y una niña (Susana). Ambos crecieron en una atmósfera bucólica y tranquila. “Siempre hubo posibilidades económicas pero también mucha sobriedad”, dice Susana, en una introspección que la lleva a esos primeros años.

Además los buenos ejemplos de sus padres sobraban, recuerda que su madre se encargaba de procesar la jubilación del viejito que estaba tirado en un rancho, ayudaba a salir del alcoholismo a aquellos que caían en el vicio. Su madre fue un ejemplo de servicio y entrega al prójimo no vacilaba en prestar ayuda a quien lo necesitaba, “había como una atención al otro innata, natural”

Eran años efervescentes, los años 60, empezaba a entrar en contacto con el mundo, sobre todo París, el mayo del 68, porque “Uruguay siempre ha tenido una afinidad muy grande con Francia”, según cuenta.

“Fíjate, que en mi casa mi papá no era creyente en la Iglesia, él hizo su primera comunión y nunca más, pero luego de 50 años volvió a tomar la comunión, esto muy influenciado por su ascendencia vasca no católica y, sobre todo, en el sentido de haber seguido muy de cerca la Guerra Civil por eso mucho rechazo; pero después de 50 años, él hizo lo que llamó su segunda comunión y hasta el día de su muerte todos los días comulgó”.

En cambio su madre sí fue una mujer de fe, claro una fe, que en su momento calificó de infantil, ella misma aclara: “Quizá eso suene contraproducente, pero que valoro mucho; ella creía en el Evangelio, en la Iglesia, pero no se cuestionaba desde el punto de vista en la fe. Eso mismo igual la mantuvo muy abierta”.

Fue a estudiar en un colegio evangélico metodista, el mejor de la ciudad, donde recibieron igualmente formación cristiana. Vivió una infancia feliz y siempre tuvo preguntas de fondo: “Me acuerdo que cuando era chiquita miraba hacia el cielo como todos los niños, y yo me preguntaba, en el cielo también estará toda la naturaleza, claro no con la palabra naturaleza, yo decía, estará mi perrito, estará mi gatito; mi curiosidad de saber si el cielo comprendía también eso”.

Un hecho muy importante de su infancia marcó su vida y fue cuando iba a hacer su primera comunión, cuenta que su mamá le pide elegir una tarjetita, de esas que les dan a quienes le toca su comunión que es como un recuerdo como solía hacerse en Montevideo, entonces: “Elegí una frase muy sencilla, porque todas las demás frases eran muy rebuscadas, pues todo en esa época era como muy barroco, yo elegí la frase Jesús quédate conmigo para siempre. Y esta frase en distintos momentos de mi vida me ha marcado”.

¿Cómo llega a los derroteros del servicio?

“Hay dos cosas, primero el ejemplo en casa, mi papá, un hombre de pensamiento, que se preguntaba muchas cosas y asumía posiciones políticas que favorecieran al pequeño y mediano productor, allí se teje una sensibilidad. Después mi madre, una mujer muy comprometida, en el sentido que ella vivenciaba todo, muy al servicio de los demás, aún en las cosas más chicas, ella tenía el gusto de cocinarle a los empleados de la finca que teníamos.

Fui una joven católica que desde los 16 y 17 años inicia su camino con mucha inquietud porque yo me decía, en esa época la pregunta era, el Evangelio o las armas, o la revolución más que las armas, y yo me preguntaba eso porque era muy joven.

Uruguay es un país muy político, muy ideologizado, es imposible concebir a un uruguayo que no piense en política ni en futbol ni en mate. Esa pregunta para mí era muy fuerte, cuál es el camino que debía elegir”.

Tuvo una vida normal de joven, iba muy bien en el estudio hasta que la invitaron a un encuentro con el movimiento de los Focolares a principio de los años 70, ese fue un punto de giro importante en su vida.

“Lo que más me impactó en el lugar donde se realizaba esta Mariápolis (ciudadela focolarina donde conviven en comunidad cristiana) fue el concepto de Evangelio vivido, que es la única protesta válida ante el mundo y a mí esa frase de evangelio vivido me noqueó, porque nunca había escuchado esa expresión”.

En efecto ella buscaba un camino de protesta, pero siempre se preguntaba cuál será el que perdurará, “Yo me decía si algún día no existieran más pobres en el mundo, pero la vida es mucho más profunda, entonces en la Mariápolis tuve un contacto muy cercano donde comprendí que el Evangelio cambia los esquemas mentales, el corazón, las maneras de concebir al mundo, que de a poco no hace que sea solo una teoría filosófica, teológica, sino que además de todo eso es también vida”.

Otro de los aspectos que también le impactó de los focolares fue “la propuesta de que todos seamos uno. Esa propuesta es su carisma. Ahí comprendí que todos somos todos, pero no como una unidad homogénea, sino mirando la unidad desde la diversidad, asumiendo y comprendiendo los dolores que las diversidades tienen”.

¿Qué entiende por espiritualidad encarnada?

“Dios elige este camino con la encarnación de Jesús, de hecho, el dios de los cristianos es el único que se encarna en otros, esto no lo digo con ningún dejo de orgullo, sino como un reconocimiento que la encarnación de Jesús fue algo extraordinario. Dios pudo habernos enviado un libro, tantas cosas para poder relacionarse con nosotros y sin embargo se encarnó.

Creo entonces que la mística, la contemplación, la espiritualidad profunda suponen exactamente la encarnación, porque creo que cuando la espiritualidad no se encarna en un amor concreto al prójimo, en una transformación grande de la sociedad, se convierte tan solo en espiritualismo, en el cual estamos todos propensos a caer y la Iglesia en primer lugar, porque es la depositaria del patrimonio de Jesús”.

Y en este sentido cómo entiende usted el concepto de pobre en tiempos del Papa Francisco

“El Papa Francisco trae una concepción de pobreza que la Iglesia todavía no está entendiendo. Es una concepción muy renovadora que suscita cosas que ni él mismo ha pensado, pero las está proponiendo. Y esa es la belleza del Espíritu Santo que actúa en las personas y con las personas. Creo firmemente en su planteo, en un planteo de una conversión existencial y evangélica.

No es un tema de quien tiene menos o tiene más, es un tema de organizar todo en la vida para ver donde nos situamos. Es un planteo que va con lo político como ningún otro lo hizo. Esto es superador, creo que el Papa Francisco está tirando la plomada (es un término de pesca) tirando la plomada más lejos y tenemos una gran dificultad para comprenderlo. De hecho, pensamos en la pastoral de la salud, pero donde están las propuestas de la Iglesia en materia de políticas públicas de la salud, debería ser la Iglesia la que debe plantearle a los Estados políticas públicas de otro nivel. Claro esto por darte un ejemplo, porque también pudiera ilustrarte uno desde la pastoral carcelaria. Pregunto, podríamos contentarnos con tan solo humanizar que ya es mucho o nosotros como Iglesia deberíamos ser los primeros en decirles a los gobiernos busquemos soluciones.

El Papa apuesta a que los cambios sean estructurales, y si nosotros no llegamos ahí, nuestro cristianismo es débil, más favorable al pobre y a la persona, pero asistencialistas. Él, inspirado en el Espíritu Santo, está presentando una propuesta revolucionaria, por eso duele tanto a los ricos, duele tanto a los poderosos, poderes políticos, porque les está diciendo bájense de allí, pónganse en otro camino.

Debemos apuntar a la comunión de bienes que va mucho más allá de la anunciación de la pobreza, y no es que la pobreza la dejemos combatir, sino que debemos ser sobrios en nuestra vida, austeros, pero no es la pobreza el fin de la sociedad, es la comunión de los bienes y ese fue precisamente el testimonio de las primeras comunidades cristianas.

A todas estas es insoslayable no mirar los escenarios para América Latina cuando personajes como Donald Trump han llegado al poder

“Yo creo mucho en el tema que plantea Antonio Gramnscy, un marxista de la última era, que se permitió pensar más abiertamente, de cómo las hegemonías pueden dominar a los pueblos. Y además porque creo en el tema de las hegemonías y de que las mismas existan.

En este sentido, con respecto a Trump yo diría que políticamente, cristianamente, esperemos que actúe, los diagnósticos con respecto a su gestión no son alentadores, hay que ver si es tan malo como se dice o si tan sólo fue una política comunicativa. Trump ha sido sumamente inteligente en recoger el pensamiento del blanco desde su identidad, supo llegar al corazón del concepto de identidad de los americanos descontentos con el modelo propuesto por los demócratas, que sienten que han perdido identidad, sumado a eso, movido por los grandes intereses de todo tipo, la gente se abocó a esa propuesta tan disparatada que él presentó.

Pero no es Trump, no tenemos por qué engañarnos, es un gran porcentaje del mismo pueblo americano; pero creo que después de este momento pasaremos a un nuevo momento de la humanidad, la democracia es la mejor forma de convivir políticamente hablando, pero lo que queda claro es que ya no habrá democracias en el mundo, es un esquema que fue, por qué digo que fue, fíjate en España, todo el tiempo que les llevó para ponerse de acuerdo para un gobierno, para un modelo que no necesariamente tiene que ser compartido; en Argentina no se puede pensar que con el 50% a favor se puede gobernar; pero creo que hay una cosa más de fondo y más profunda que es que la humanidad se va encaminando cada vez más hacia el valor de la alteridad y hacia el reconocimiento del otro. Ese reconocimiento es positivo y nosotros desde la Iglesia estamos albergando ese reconocimiento, promoviendo constantemente la alteridad; el hecho de que los gobiernos no sean de mayorías sino de multiplicidad no debe asustarnos. Creo que vamos hacia eso, aunque esos cambios no sean instantáneos, vayan de forma paulatina, todo eso tiene que ir creando cultura.

De Trump yo creo que hay que dejarlo que actúe, dejémosle actuar veamos que pasa y hagamos nuestra parte, yo creo que nuestros pueblos tienen un sueño no cumplido que es el de la unidad latinoamericana. Y no ver la unidad como frente de lucha, sino como un frente de diálogo. Más que preocuparnos por la llegada de Trump, la pregunta es qué posición asumiremos, dónde estaremos, cuando él asuma plenamente el poder”.

La comunicación como la relación de amor con Dios

Antes de ser Directora de la Escuela social del Cebitepal, ejerció la Secretaría Ejecutiva del Departamento de Comunicación y Prensa del CELAM durante el periodo 2012-2016. Su formación y trabajo en medios de la Iglesia es ingente al punto que formó parte del equipo de Comunicación de Aparecida, en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en 2007.

Asimismo cumplió un rol fundamental en la preparación de la reunión del Papa Francisco con los obispos del CELAM en Río 2013, y fue la promotora y responsable final del portal de portales con que cuenta hoy el CELAM –www.celam.org–, para llegar a través de los más variados programas comunicacionales.

Entre ellos están centros de estudio, como el Itepal, el Observatorio Pastoral, CEBIPAL, el Centro de Publicaciones; los diversos programas del CELAM, como el noticiero semanal vía web e email Noticelam, la revista digital Latidoamérica, Mapas de Comunicación, Centralidad de la Niñez, Migrantes Hoy, Pastoral Juvenil Latinoamericana, y el Portal Radiofónico CELAM; y la plataforma comunicacional EPISCOPO.net, diseñada por la RIIAL y promovida por el CELAM, la cual está al servicio de las conferencias episcopales, diócesis y obispos en general para sus reuniones a distancia.

¿Cómo llega a la comunicación, por qué la comunicación?

“Mira, hay dos realidades. Más bien la pregunta sería, por qué ahora está al frente de la Escuela Social del Cebitepal. Y eso porque siempre en mi vida, desde muy joven, se han entretejido dos realidades, la comunicación y lo social. Recuerdo que cuando plantee mi estudio en comunicación era como estudiar el hígado de las ballenas, era una cosa exótica, claro estamos hablando de muchos años atrás.

Ahora si tú me preguntaras cuál es la esencia de Dios, yo te respondería, Dios es relación de amor, por lo tanto, para mí la comunicación tiene que ver mucho con las relaciones, porque yo creo en las relaciones, que las relaciones pueden causar conflictos, no lo niego; que hay que enfrentarlos no lo niego; por eso Cristo murió en la cruz y resucitó, porque tampoco ninguna cruz es eterna.

Las relaciones son fundamentales y la comunicación es una puerta a las relaciones, esto para darte la sustancia de lo que siento”.

¿Cómo ha hecho para transcender algunos visos de machismo que aún permanecen en la Iglesia?

“Yo nunca me he considerado feminista. Creo que las mujeres hacemos muy bien en luchar por nuestros derechos, pero creo potencialmente en una dimensión que todavía es exótica hasta para la misma Iglesia que es en la comunión varón-mujer. Considero que la primera imagen trinitaria de Dios es esa. Claro, eso no quiere decir pareja ni matrimonio, eso quiere decir cualquier relación varon-mujer es llamada a la comunión. Por tanto, como tengo ese concepto muy arraigado, se me hace difícil tomar posiciones más radicales.

Sin duda soy sensible al machismo, no te lo puedo negar, lo sufro. Tuve gente que en ese sentido me orientó y me hizo abrir los ojos, pero eso no será para mí motivo de lucha, creyendo cada vez más que el testimonio es lo más importante. Para mí es más importante la coherencia que la chapa.”

A primera vista y con semejante currículo en el ámbito comunicacional y social dentro de la Iglesia Latinoamericana, cualquiera pudiera sentirse intimidado; sumado a eso, su estampa de líder le brota por los poros, pero al entrar en contacto más de cerca y ver en cámara lenta su vida, reconoces inmediatamente a la mujer, su calor y camaradería latinoamericana infaltables en el código genético de esta tierra de venas abiertas.

De lo que sí no hay duda es de su coherencia, ella es de las que con la verdad no ofende ni teme. Su marcado acento sureño, pausado, rítmico, como si volara, llena su oficina, la pregunta era más que inevitable.

¿Quién es Susana?

“No puedo describirme menos a esta altura que Jorge Bergoglio diciendo que una pecadora, él se describe así. Si el Papa se describe como pecador, yo no podría estar por encima. Como dice Mercedes Sosa en una canción, un manojo de cosas santas y de cosas humanas. Creo que cada uno de nosotros, es un racimo, un manojo de grandes ideales, grandes cosmovisiones, grandes anhelos, grandes inquietudes”.

¿Quién es su mejor amigo o amiga?

“Sería injusto hablar de uno o una. Creo que tengo grandes amigos del alma, esa es una de las riquezas más grandes que la vida me ha dado. Son amigos, amigas, hermanos, hermanas, de todo color y de todo pelo como diríamos, tengo amigos judíos, amigos musulmanes, luteranos, hasta no creyentes; tengo amigos guerrilleros y amigos pacifistas. La vida me ha demostrado que en todos está la presencia de Dios”.

¿Talentos artísticos?

“Me apasiona el teatro aunque nunca pude hacer. De hecho escribí en mi juventud obras de teatro y cuentos para niños. Me gustan mucho el teatro, el cine y la lectura. Dicen que en el cielo se realizará lo que uno no pudo hacer sobre la tierra, así que tengo esperanza de hacer teatro. Me gusta ese teatro bueno, el cuestionador, el que tiene profundidad. Claro, Uruguay es un país con más de 50 salas de teatro, por lo tanto, no es raro y le debo a una tía que en la infancia me llevaba”.

¿Qué le falta por hacer?

“Me gustaría tener tiempo para poder sistematizar cosas que uno ha comprendido y descubierto en la vida. Yo creo que lo único que para mí sería tremendo en la vida, te lo resumo, no poder amar a los demás, no poder vivir en el amor y no poder recomenzar. Nunca le pido perfección a Dios, virtud ni santidad, porque los tengo como dones mayores, como principios de vida”.

Susana continúa gestando interrogantes. Seguirá insurgente ante las injusticias del mundo a la izquierda del Padre, viviendo cada minuto el Evangelio como la única protesta sagrada. Será “Hasta Mañana” como el poema de su coterráneo Benedetti cuando diga:

Voy a cerrar los ojos en voz baja

voy a meterme a tientas en el sueño.

En este instante el odio no trabaja

para la muerte que es su pobre dueño

la voluntad suspende su latido

y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido

nada, con tal de compartir apenas

este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.

¿Por qué el mundo soñado no es el mismo

que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:

me duermo débil, sueño que soy fuerte,

pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

Preguntas de Paredón

Un color

Turquesa

¿Qué le indigna?

La injusticia

¿Qué le inspira?

El amor

Un libro

Madre Coraje de Máximo Bohórquez

Su comida favorita

Un buen chorizo con papas fritas

Una prenda de vestir

Lo que sea deportivo

Una pieza de ajedrez

Todas

Un lugar

Donde haya paz

Un olor

Los perfumes de las mermeladas de mi mamá

Un personaje

Roberto Benigni (de Guido Orefice) cuando le inspira vida a su hijo.

Un aparato tecnológico

Ninguno (Aclaro, aprecio la tecnología, pero no es un elemento que me motiva)

Un día de la semana

Martes

Un santo

Charles de Foucauld, no es un santo pero me gusta su santidad

¿Qué no falta en su equipaje?

La cámara fotográfica

Una virtud

Generosidad

Un defecto

Impaciencia

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