Sorpresivamente Papa Francisco visitó hoy por la tarde a los toxicodependientes del Centro Italiano de Solidaridad don Mario Picchi. Después de las duras advertencias en contra del narcotráfico que expresó durante su reciente viaje a México, Bergoglio quiso ofrecer testimonio de su cercanía a las personas que están luchando contra la dependencia de las drogas reuniéndose con los 60 huéspedes de la comunidad terapéutica San Carlo inaugurada en 1979 en los Castillos Romanos por don Mario Picchi, considerado desde siempre el laboratorio del Ceis.
«Nos quedamos sin palabras —afirmó Roberto Mineo, presidente del Centro Italiano de Solidaridad— cuando vimos el coche con el Papa entrando a la estructura en donde nuestros chicos combaten todos los días su batalla para volver a la vida. Francisco iba sin escolta, en compañía solo de mons. Rino Fisichella. El Papa parecía en su casa tanto con los agentes y los voluntarios del Centro como con los toxicodependientes. Se entretuvo un buen rato con cada uno de ellos, como un padre premuroso, escuchando sus historias y abrazándolos uno por uno. Algunos chicos le enseñaron las fotos de sus familias, de sus hijos, y el Papa tuvo una palabra de esperanza para todos y una bendición».
La visita a los toxicodependientes del Centro Italiano de Solidaridad forma parte de los gestos de caridad de los «viernes de la misericordia» que Francisco lleva a cabo una vez al mes durante todo el arco del Año Santo. El primer signo que hizo fue el pasado 18 de diciembre de 2015, con la apertura de la puerta santa de la Cáritas de Roma.
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