Mártires de la indiferencia
- Ángel Alberto Morillo
- 17 mar 2016
- 6 Min. de lectura

Vivir con intensidad el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo exige identificarse con los crucificados de este mundo por la injusticia, la violencia, el empobrecimiento y la exclusión, para transitar con ellos el camino hacia la victoria definitiva de la Vida sobre la muerte. Hoy más que nunca recordamos el legado del beato Monseñor Óscar Arnulfo Romero que como bien dijo “Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño” y el tiempo le dio la razón. Este mártir defensor de los más humildes, de los excluidos, de los oprimidos, dio su vida por una justa causa, su verbo incendiario, su lucha contra la injusticia, lo llevó a ser el primer mártir de la iglesia por una causa política.
Muy a propósito del tiempo de cuaresma, en ese tránsito de la pasión y muerte de Jesús, al igual que Romero, se unen en esa misma causa Berta Cáceres de Honduras, laica comprometida con las luchas sociales de los pueblos indígenas, ambientalista, amenazada por sus enemigos producto de sus justas luchas.
Otro capítulo nefasto fue la muerte a sangre fría de cuatro religiosas, pertenecientes a las Misioneras de la Caridad, la misma de la madre Teresa de Calcuta, por parte de un grupo terrorista en Yemen. Es así como el mundo recordará a la hermana Anselm (de la India), hermanas Marguerite y Reginette (de Ruanda) y a la hermana Judit (de Kenya) como unas mujeres mártires, que hasta el mismo papa Francisco ha calificado como mártires de la indiferencia.
Finalmente otro hecho, supuestamente aislado, conmovió a la iglesia católica de Brasil y fue la muerte a manos del hampa común del fraile franciscano Antonio Moser, director presidente de la editorial brasileña católica Vozes, quien además fue elogiado por el papa Francisco e invitado a participar del Sínodo general ordinario sobre la familia en octubre de 2015.
Son vidas, cada uno al servicio de los más desvalidos, reconocidos por sus talentos y además por la vehemencia en su quehacer diario, no hacían otra cosa que servir y vieron que servir era alegría al punto que sus vidas dieron. Son el digno ejemplo de Jesús, el Jesús hecho causa, seguros que resucitarán en sus pueblos, como signo de vida, pues la muerte no ha triunfado, han triunfado sus obras, su ejemplo. Ellos también son mártires, ellos también son una nueva forma de ver la Semana Santa.
Conozcamos más sobre estos casos que han conmocionado al mundo y con el cantor venezolano Alí Primera digamos que los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.
Le torció el brazo a los poderosos

No puede pasar desapercibida la vil muerte de Marta Cáceres ante la opinión pública mundial. Esta hondureña, ambientalista, de 45 años, miembro de la etnia lenca, ganadora del Premio Medioambiental Goldman en 2015 y fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (Copinh) inició una protesta cívica en contra del Proyecto Hidroeléctrico "Agua Zarca", la cual se construiría al noroeste de Honduras exactamente en el Río Gualcarque, sagrado para las comunidades indígenas y vital para su supervivencia.
De ahí que la mismísima BBC Mundo la bautizara como la mujer que torció el brazo al Banco Mundial y a China pues precisamente por su lucha uno de los consorcios de construcción de represas más grande del mundo, de propiedad de la estatal china Sinohydro, retirara su participación en el proyecto hidroeléctrico. Cabe destacar que una corporación Financiera internacional adscrita al Banco Mundial que invierte en el sector privado, también abandonó la iniciativa. Esto sin duda desató los demonios.
La amenazaron, amenazaron a su madre, a sus hijos, mataron a sus compañeros de lucha, sus verdugos fueron truculentos. Eso no la amilanó. Aún cuando el mismo Estado le dio “protección” casualmente el día de su asesinato, la hoy mártir estaba una zona no prevista para su custodia, según fuentes oficiales: “El homicidio se perpetró en la colonia Líbano en la ciudad de Esperanza, pero la casa donde se había acordado la vigilancia se ubica en el barrio El Calvario”.
No se calló, el precio de torcerle el brazo a los poderosos le costó y por eso la mataron, seguramente en el día menos pensado resucitará en su pueblo.
Mártires de la indiferencia

Seguramente ya Anselm, Marguerite, Reginette y Judit, Misioneras de la Caridad, junto a 12 víctimas inocentes están reunidas en algún rincón del cielo con Teresa de Calcuta. Muy bien el papa Francisco las ha transcendido a otro plano de la existencia al bautizarlas en su nueva vida como las mártires de la indiferencia, precisamente por la poca cobertura mediática que le dieron al suceso, de allí que el Papa en voz de denuncia dijera: “Rezo por ellas y por las otras personas asesinadas en el ataque, y por sus familiares. Estos son los mártires de hoy. Y estos no son portada de los periódicos, no son noticia. Estos dan su sangre por la Iglesia”.
El Papa fue contundente, la globalización de la indiferencia, la globalización del no importa, ha intentado invisibilizar un hecho que debió conmover a la humanidad en mayores proporciones y no convertirse en un asunto más producto de la intolerancia religiosa. En efecto el leiv motiv de este cruel drama fue el tema religioso, así lo afirma el franciscano suizo monseñor Paul Hinder, vicario apostólico para el sur de Arabia, quien no titubea en afirmar que fue un martirio, ya que el crimen “tiene algo que ver con la religión”.
La tragedia fue el pasado 05 de marzo de 2016, eran las 8 y 30 de la mañana, en Aden, capital de Yemen, en el Medio Oriente, cuando hombres uniformados con la excusa de visitar a un familiar perpetraron el asilo donde las 4 religiosas y 12 personas resultaron vilmente asesinadas. A sangre fría los verdugos amarraron a sus víctimas y a quemarropa le dispararon en las nucas.
Yemen, un país azotado por el conflicto armado, donde operan redes terroristas como Al Qaeda, no fue obstáculo para que estas misioneras dijeran el sí al Dios de la vida. No cabe la menor duda, ellas son unas servidoras a toda prueba, fieles al testimonio de Jesús, el mismo Monseñor Hinder relata que “sabíamos que la situación era difícil y que las hermanas corrían cierto riesgo”, pues ya habían sido atacadas, sin embargo “decidieron permanecer a pesar de ello, pues eso era parte de su espiritualidad”.
Sencillamente noble, mujeres valientes, entrañables, no las detuvo el miedo, se entregaron por amor al prójimo y por eso las mataron. La justicia divina es implacable, debemos honrar su memoria, seguramente también resucitarán en el corazón de la Iglesia, de su pueblo, el papa Francisco es garante de ello.
Un justo cae

A los 75 años Antonio Moser, fraile franciscano, director presidente de la editorial brasileña católica Vozes, fue víctima, según reseñan medios de comunicación, del hampa común en las afueras de Río de Jaineiro. Lo que pareciera un acto más de la delincuencia cobra otros matices subyacentes, pues este hombre precisamente dedicó una vida a servir a través de la escritura y la academia, apoyando iniciativas editoriales de personajes como Leonardo Boff, por supuesto esto generaba ciertas antipatías y se ganaba enemigos gratuitos sin él buscarlos.
Así como Martin Luther King dijera alguna vez que “Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir que se piensa”, segurmante en más de una ocasión Moser vivió en carne propia esta situación. Era un hombre sumamente brillante con 27 libros en su haber y varios artículos, profesor de Teología Moral y Bioética en el Instituto Teológico Franciscano (ITF) en Petrópolis; párroco de la iglesia de Santa Clara y director del Centro Educacional Terra Santa. Estudió filosofía y teología en Petrópolis y se licenció en teología en Lyon (Francia), además de tener un doctorado de la Academia Alfonsianum de Roma, fue profesor de universidades católicas en Río de Janeiro, Lisboa y Berkeley (EE.UU.).
Cabe destacar que la editorial Vozes nace en 1901 en Petrópolis bajo la tutela de la Orden de los Hermanos Menores (franciscanos) y está especializada en temas de religión, sociología y filosofía. Su voz no debe apagarse, este hombre, también de la misma línea de Francisco, apostaba por una Iglesia de la inclusión y no de la exclusión, de allí ese vínculo de admiración mutua entre él y el Papa. Una voz se apaga y quedará la duda, hombres como Moser son indispensables. Por eso él también resucitará.
Lo que se dice en la web
En los siguientes vínculos podrás apreciar la cobertura que medios en el mundo han dado a estos acontecimientos, por tanto, estamos llamados a reflexionar en esta Semana Santa y, al igual que estos hermanos, radicalizar nuestro compromiso cristiano, sobre todo en tiempos de una Iglesia en salida por los pobres y para los pobres.
Caso Berta Cáceres
Caso Misioneras de la Caridad
Caso Fray Antonio Moser