Eran tiempos revueltos en América Latina, el año 1959 iniciaba en la Isla de Cuba con la llamada Revolución y en Austria, un país centroeuropeo, se vivían momentos de crecimiento industrial, luego de pasar por etapas complejas con la ocupación nazi, en ese entonces ya habían pasado 4 años de la creación de la segunda república. Europa se reingeniaba y América Latina se removía. Precisamente en esa dicotomía, disímil en tiempo, espacio y en forma, nacía Stefan Pleisnitzer, un austriaco que ha sembrado su corazón en la Pachamama, se ha convertido en un hombre de maíz más, aún cuando sus ancestros compartían patria con la dinastía de los Habsburgo.
El domingo 30 de agosto de 1959, Karl (Carlos) e Ilse Pleisnitzer traían al mundo a su segundo hijo, en el pueblo de Salzburgo (Austria), un pueblo de 2 mil 500 habitantes, en las montañas, la misma tierra de Mozart. “Yo soy el sándwich”, suelta la frase con un dejo de humor y sencillez, que son sus marcas de fábrica. De mirada aguileña, entrecano, Stefan es de esos personajes que se conocen una vez en la vida y desde entonces es imposible no perder el hilo de su conversa, tiene el don de mantener la atención de cualquiera por horas sin producir un ápice de aburrimiento.
Faltaría adosarle una sencillez y camaradería innatas, es el típico buen samaritano, seguramente nunca dejaría sin auxilio a quien lo necesitare; aún con su bonhomía, su espíritu es de una tenacidad a toda prueba, el hombre es constante, cuando se propone lo intenta, lucha y logra sus metas, sin duda tiene la República por dentro. De allí que hoy en día es la cabeza, el vocero, capitán, el Director General de World Vision América Latina y el Caribe, una de las organizaciones más importantes de trabajo de desarrollo en el mundo, especialmente de atención a niños y niñas.
Su fe católica como base de su acción
Las montañas fueron su cobija. Las comodidades y el buen vivir de una familia de pequeños comerciantes, les dio a las Pleisnitzer las posibilidades de brindarle lo mejor a sus pequeños. Stefan ayudaba en los ejercicios de rutina de toda pulpería, al punto que su padre inició un pequeño negocio de exportación, “Siempre estuve muy cerca de esto como familia”, recuerda.
“Mi papá era un pequeño comerciante, dueño de una pulpería, crecí en ese ambiente. Mi abuelo Johan (Juan) era un campesino polaco, toda mi familia vivía desde hace más de 300 años en esa parte Austria. Una historia larga”, agrega.
¿Cómo fue Stefan Niño?
“Una infancia muy feliz, en el campo, donde todos se conocen y donde todos cuidan de ti, es algo que yo aprecio y siento que hoy en día se ha perdido; recuerdo, que en el pueblo uno se portaba mal y el adulto que estaba en el momento te orientaba”.
Y le gustaba la escuela, ¿fue un buen estudiante?
“Sí, siempre fui buen estudiante. A los 11 años mis padres me permitieron ir a un internado, donde incluso cursé mi secundaria y al mismo tiempo tuve la oportunidad de aprender un oficio, entonces también me convertí en un carpintero, soy ebanista”.
Creció y se formó en el seno de una familia católica, su madre siempre fue muy comprometida en la parroquia, según cuenta, “En Austria, cristiano significa ser católico. Los no católicos para nosotros eran las sectas”. Sin duda, todo su accionar, desde ser carpintero hasta un buen día decidir partir de su país al trópico en pos de dar gracias a Dios por tanto en su vida, marcaron el camino que hoy sigue transitando.
América Latina, una atracción en todos los sentidos
Su interés en América Latina comienza con las lecturas de Karl May, un escritor alemán exitoso de principios del siglo XX, quien escribe sobre los indígenas de Estados Unidos, especialmente del Oeste, donde describía el espíritu noble del pueblo aborigen, tenía dos personajes emblemáticos, Old Shatterhand y su amigo, el indio apache Winnetou. “Eso despertó mi interés en América Latina y como cristiano comprometido me influye el II concilio Vaticano, la encíclica Populorum Progressio y, por consiguiente, la teología de la liberación”.
Al terminar su secundaria, una de las tareas era escribir una pequeña monografía y “Yo la hice sobre teología de la liberación. En ese entonces yo trabajaba con Amnistía Internacional, abordando el tema de las dictaduras de América Latina, escribiendo cartas. Lo que hacía de chavalo, quería contribuir a un mundo mejor”.
El espíritu rebelde emergía ya a los 15 años, quien con apenas a esa edad decía: “He sido privilegiado en nacer en un país industrializado y por ello quiero ir a un país con muchas necesidades para retribuir de alguna manera esto que Dios me había dado. Pensé que luego regresaría a mi país y tomaría una profesión, pero el Señor tuvo planes diferentes para mí”. Definitivamente los planes de Dios para Stefan era nacionalizarlo “Latinoamericano”.
Aunado con esto, el tema de Medellín y la teología de la liberación llamaron su atención, pero viendo de cerca el tema de la Revolución de Nicaragua, con el Frente Sandinista, fue cuando se alineo aún más con la idea de cambiar el mundo: “Sí se dio una integración con los cristianos, real y seria. Cuando se da la Revolución, para mí fue la oportunidad de poder contribuir allí. Llegué en enero de 1981 y como era carpintero se me hizo más fácil”.
Sin embargo, en un acto de sinceridad plena, actualmente la situación de Nicaragua la ve con mucha tristeza, “Tanta esperanza que tuvo la gente con la Revolución de los años 80 y hoy tenemos un Presidente que generó, ilusiones, muchas ideas, que si bien ha hecho cosas buenas, para mí no es mi presidente, el partido sandinista no es lo que antes era”.
Amor en tiempos de Sandinismo
Se enamoró de una nicaragüense, Lorena Gomez García. El espíritu indomable de Stefan se puso a prueba en las clases de inglés que cursó para no perder la práctica. Recuerda que cuando llegó, su español era muy básico, “Llego prácticamente machucando el español, comienzo a trabajar en Managua, con el Ministerio de Educación, en un programa de atención a jóvenes de la calle a quienes formábamos en una carrera técnica para darle un empleo digno posteriormente. Fue muy divertido adaptarme, mientras di clases. Ya cuando me defendía bien hablando español, me dije a mi mismo tengo que hacer algo para no perder la práctica de mi inglés, entonces inicié en la Universidad Centroamericana (UCA) un curso de inglés en calidad de oyente, así fue como conocí a mi esposa”.
Ella es un poco mayor que él, es tecnóloga médica, se enamoraron y “al rato me casé con ella”. Se casaron, para ser exactos, en el año 1982, él mismo cuenta que “Tenemos 34 años de casados, celebramos en Río nuestros 34 años de casados”.
Su primer hijo, Juan, nace en Austria en el año 1985, luego de Juan, tuvo dos hijas más, hasta llegar a un nietecito, de 15 meses, quien literalmente es la luz de sus ojos, tan sólo al mencionar su nombre, un fulgor en la mirada se enciende, se sale del traje de guerrero, el tierno abuelo habla: “Esa es una experiencia increíble, uno quiere a sus hijos, pero con los nietos uno potencia ese amor. Yo siempre me reía en buena manera de mis abuelos con sus gestos y su forma de consentir y ahora me río de mí mismo porque hago exactamente lo mismo”.
Eliel ha robado el corazón de Stefan, es hijo de Juan, el mayor, crecerá bilingüe, porque él le habla en español y su familia materna en alemán, además de ser un niño muy detallista, su mismo abuelo lo avala, saca su celular, va a las pruebas, con sus gestos, actitud, constata todo ese torrente de amor que siente por Eliel Mateo, viene la muestra, la foto que certifica: “Yo estaba corriendo un maratón en Berlín y entonces se puso una franela, en español, Mi abuelo corre en la Maratón”, esto sin duda lo llena de ternura y regocijo, “Estoy chocho como dicen en Nicaragua”.
¿Cómo es Stefan el esposo, cómo la enamoró, cómo la sigue enamorando?
“Sería una buena pregunta para Lorena. La primera que la vi en el curso me dije esa muchacha a mí me gusta. Me acerqué, nos fuimos conociendo. Luego cuando vimos que nuestra relación llegó a un punto decisivo, pensamos en varios temas, en especial, el cultural, decíamos que son dos mundos, dos culturas diferentes. Sin embargo también vimos los puntos en común, como por ejemplo, nuestro trabajo de fe. El primer año de matrimonio no fue fácil, tuvimos muchos desencuentros, pero el amor lo supera todo. Con Lorena me siento realmente bendecido, con mis hijos, siempre me han apoyado y han estado a mi lado”.
Vuelve a Austria a estudiar economía, con un enfoque en desarrollo, en ese entonces tenía casi 25 años, era 1985. Su incondicional Lorena lo acompañó puso de su parte y hasta aprendió alemán. “Vivimos 10 en años en Austria. Comienzo a trabajar en World Vision en Alemania”.
World Vision, una bendición en su vida
En Nicaragua llegó como voluntario a trabajar como cristiano comprometido, “Eso cambió mi vida”, señala para luego agregar: “Yo pensé estudiar derecho, pero decidí estudiar economía con enfoque en desarrollo. En Austria presidí el Comité de Solidaridad con Nicaragua durante varios años”, pero fue World Vision la que marcó su vida definitivamente.
“En mi trabajo de World Vision trato de vivir la ternura y experimentar el amor de Dios”, su periplo por la organización que creo Bob Pierce (Fundador de World Vision) inició en Alemania, pasó luego a Bolivia y en este momento es el Director para América Latina.
Pero cómo hace un católico como usted para mediar en una organización cuyo sustrato es evangélico
“Para mí fue realmente una bendición, porque no hay otra organización que conozca donde haya esa amplitud, de la expresión del cuerpo de Cristo. En World Vision estamos desde católicos hasta bautistas, pentecostales y neopentecostales, es decir, es muy grande. A partir de allí surgen conversaciones de nuestra identidad de fe, pero en última instancia lo más importante, lo que al Señor le interesa es la práctica y vivencia de su palabra, el testimonio y la coherencia. Como World Vision, siempre convocamos al diálogo interreligioso, lo más importante en este asunto, lo más importante para Dios son los niños y niñas, su cuidado, su protección, que tengan un futuro, un proyecto de vida.
No se trata de ser católicos o evangélicos, todos somos hijos de Dios y lo que buscamos es ser sus instrumentos de su amor, traducirlo en amor hacia los niños, compañía hacia los niños”.
América Latina es el continente más violento, Stefan, más allá de su rol de Director, habla como el cristiano, como el hombre emprendedor, como el abuelo, por ello afirma que la violencia comienza desde la familia, “Y no es porque los padres sean malos, sino que no han aprendido otra cosa, por ello, el problema se debe atacar con el diseño de un gran proyecto educativo, donde se les puedan dar herramientas a los padres para desmontar todo esa cultura de violencia. De tal modo, eduquen a sus hijos, que sean hombres y mujeres de bien, creciendo en familias bajo el amor y la ternura”.
Sueña con América Latina donde llegue el momento que los padres piensen en lo absurdo de golpear a un niño, asumiendo su rol sin violencia. “Así como hubo un tiempo donde la esclavitud fue normal, cuenta, algo casi naturalizado, deben llegar tiempos donde cualquier maltrato físico a los niños sea condenado por toda la sociedad”.
Pero culturalmente la realidad muestra otra cosa. El infligir con golpes es normal, aquí apela al desmontaje del argumento teológico que institucionaliza la violencia: “Infelizmente hay versículos bíblicos sacados de contexto donde se justifica la violencia física hacia niños y niñas. El tema es corregir a tiempo, no se trata de ser permisivo y blandengue, es corregir adecuadamente sin apelar al golpe, a la humillación”.
Para él, ser católico en una organización de raíces evangelicales ha sido para un peregrinaje, “También debo reconocer que World Vision también ha cambiado adaptándose a la realidad actual. De verdad me alegra mucho este acercamiento ecuménico que se da en toda América Latina, pues en algunas zonas la relación entre católicos y evangélicos es compleja, porque hay heridas por sanar. Sin embargo, estas diferencias se han superado y es más lo que nos une”.
Ternura insurgente o tiernamente insurgente, qué opina de este concepto
“La ternura como compromiso asumido no nos puede llevar a ser pasivos, debemos tener en este sentido posiciones claras y en este sentido la ternura nos tiene que llevar a defender los derechos de los niños, sobre todo aquellos que han sido agredidos física o verbalmente. El enfoque nuestro radica en la defensa, los más pequeños en América Latina son los que más sufren, yo creo que uno tiene que ser muy profundo en estos conceptos, que de repente a primera vista parecen contradictorios, pero es a partir del compromiso, un compromiso con la ternura donde uno debe comenzar a accionar, a permear, a movilizar y poner muy en claro una posición en favor de la vida, del respeto y de la inclusión”.
¿Cuáles temas tienen en la mesa para América Latina de cara a los nuevos escenarios políticos?
“Con la nueva estrategia global de la organización tenemos muchas ventajas para incursionar en países como Venezuela y Argentina, tradicionalmente no habíamos pensado en hacer una oficina nacional por el asunto presupuestario. Lo que estamos ensayando por ejemplo en Argentina, en Panamá y en Cuba, son modelos de una presencia diferente que trabaja más de cerca con organizaciones lave y aliadas, donde no hay una inversión como en otras oficinas, pero sí a través de alianzas para la incidencia en políticas públicas, en capacitaciones acerca de la protección, la ternura, a la niñez.
Y la nueva estrategia nos da más libertad en eso. Si bien el financiamiento global se dirige a países de más alta vulnerabilidad, y en eso gracias a Dios América Latina está saliendo de este flagelo, al mismo tiempo la nueva estrategia nos permite pensar en nuevos modelos de presencia donde lo financiero no sea una limitante y, por ende, nos permiten incrementar nuestro trabajo en los países donde no tenemos oficina nacional.
En el tema de Venezuela, estamos acompañando y observando muy de cerca la realidad y los acontecimientos, como muchos latinoamericanos lo están haciendo, porque a pesar que el Vaticano está tratando de mediar, parece que hay poco espacio de maniobra para las organizaciones internacionales de trabajo humanitario. En este sentido, siempre queda la fe, la oración, porque el Señor puede dar respuestas y hablar a corazones que nosotros no podemos. Sin embargo, siempre estaremos dispuestos a contribuir con la niñez venezolano en caso que se requiera”.
Por supuesto el tema de Donald Trump, no puede pasar por debajo de la mesa, cuál es su opinión
“Como Presidente, una vez que asuma su rol, va a tener un impacto sobre el continente. De hecho en algunos anuncios ha dejado ver que es diferente después de la elección que en la campaña, así pasa con todos. Creo que el tema del muro es un tema que vende bien, pero hay cosas que no tienen sentido cuando uno lo piensa bien. Por eso digo, ojalá que se rodee de gente sensata para tener una política que sea “más o menos” pues no hay otra cosa más que decir”.
Aquí hace una pausa. El tiempo apremia, aún cuando su corazón todo es amerindio, su alma sea de maíz, el estricto control del tiempo y compromisos anuncia que el tiempo ha finalizado. Sin embargo, era ineludible inquirir en estos aspectos.
¿Cómo se describe?
“Como un cristiano católico comprometido con el Señor, abuelo amoroso (enamorado de su nietecito) y trato de ser un buen esposo. Me gusta el deporte, soy maratonista. Trato siempre de pasar Navidad en Austria, ir a las montañas para ir a esquiar. Me gusta leer una variedad de temas, no tengo una lectura en particular, pero leo todo lo que pasa por mis manos. Un libro que me impresionó fue Hermano de Sangre de Elías Chacour, un palestino cristiano que escribe su experiencia, es un llamado al perdón y a la reconciliación pero que también al reconocimiento del sufrimiento del pueblo palestino”.
¿Qué le falta por hacer?
“Buena pregunta, no me la había hecho. Si bien nací en Austria, me siento bien latino. Como dice el adagio tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, de esos tres me falta el libro, no he podido escribir uno. Cuando yo veo a todos esos escritores, como por ejemplo a Harold Segura, a mí me impresiona cómo escribe y cómo saca todo ese tiempo; al igual que otros líderes en World Vision que escriben libros. Aspiro a esto, pero el tiempo lo dirá. Me siento de verdad realizado, como te dije, es una buena pregunta, voy a meditarla con mayor cuidado. Lo que sí me gustaría también es tener más tiempo con mi nietecito y tener más nietecitos obviamente (risas) pero ya eso no está en mis manos”.
Su voz aún tiene rastros del idioma de los Habsburgo, aún cuando sus gestos, su decir, sus metáforas delaten al latino que lleva dentro, por supuesto, debía ir al paredón y a seguir atendiendo asuntos de alta importancia, entre estos seguir dando amor a Eliel Mateo, sin duda, Stefan está muy claro, dar testimonio es su cualidad más importante.
Preguntas de paredón
Un color
Rojo
¿Qué le indigna?
La violenca a la niñez
¿Qué le inspira?
El señor
Un libro
Hermano de sangre
Un plato favorito
Nacatamales, para el domingo, muy rico
Un prenda de vestir
La guayabera
Una pieza de ajedrez
La dama
Un lugar
Managua, La Paz
Un personaje
El Papa Francisco
Un olor
Rosa
Un aparato tecnológico
Mi celular
Un día de la semana
Domingo
Un santo
San Francisco de Asis
Una virtud
Compasión
Un defecto
Perfeccionista
¿Qué no falta en su equipaje?
La Biblia