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Ángel Morillo

Con sed de Dios y de pueblo


“Dime el blog que escribes y te diré quién eres”, bajo esta premisa entendamos un poco la dimensión de este personaje, que por supuesto no sólo se limita a lo que escribe en la red en tres idiomas. También pudiera agregársele toda una vida de luchas y desafíos, impregnada de un alma de poeta. Es un rebelde con muchas causas, en especial, la del cuidado de la casa común, lleva años en ese asunto. No come flores, es un hombre de palabra y va a los hechos, sus acciones hablan por sí solas. Así es en parte Dário Bossi, misionero de los Combonianos del Corazón de Jesús, quien actualmente, entre tantas responsabilidades, es Miembro de la Coordinación de la Red de Iglesia y Minería.

Gallarate, una población al norte de Italia, lo vio nacer un 27 de enero de 1972. Silvina Maffeis y Carlo Bossi fueron sus padres. Es en el año 2001 cuando se ordena como Misionero comboniano. Desde muy joven alimentó esa vocación de servicio, cuando supo que más allá de su pueblo natal, el mundo abría un abanico inmenso de posibilidades.

En su blog personal reposa a guisa de adagio que su Tierra lo enseñó a amar la montaña y a su comunidad, por ello, dice que todo eso “Hizo crecer en mí la sed de Dios y de pueblo. Por eso salí, llegando a beber del pozo de las periferias en San Paulo por 4 años y actualmente en Açailândia”.

Y seguramente en estas pocas líneas resume su visión del mundo, de su apostolado, es una sed que sigue saciando desde las luchas contra la minería, actividad que a su juicio atenta contra la creación, en este sentido es radical, no admite ningún tipo de concesiones, uno de sus mayores anhelos será el sustituir cálices de oro por cálices de madera, materia prima de Jesús, el carpintero.

No obstante, más adelante ahondaremos en estos temas. Es el momento de desentrañar en la historia de Bossi para contribuir con los motores de búsqueda de la internet y rastreen la vida de este misionero que camina junto con su pueblo soñando con un mundo mejor.

Una cartografía de Dário

Fue un niño tranquilo, junto a su único hermano, crecieron y estudiaron en Gallarate, un municipio de apenas 49.394 habitantes en la provincia italiana de Varese, esto según datos del último censo del año 2006. La familia Bossi Maffeis pasaba días apacibles en los primeros años de la década de los setenta junto a sus hijos, mientras el mundo convulsionaba, EEUU perdía Vietnam, Allende era derrocado y asesinado, las dictaduras férreas en el Cono Sur se instalaban, inferimos que, por esta y muchas razones, llega a convertirse en un hombre que se indigna ante la injusticia. Miremos al niño.

¿Cómo describe su infancia?

“Una infancia y juventud tranquilas, en un contexto social y eclesial motivador y con figuras proféticas que me llevaron a asumir la vida con valentía y sabor. Con amistades que me inspiraron en mi formación misionera, siempre abierto al mundo”.

Los Combonianos marcaron su vida, donde a lo largo de su servicio, desde su ordenación en 2001, ha llegado a cargos tan importantes como el de Provincial de Brasil. No fue fácil al principio, cerrar ciclos de amistades en su terruño, no cumplir con las expectativas y planes que su familia tenía para él, de algún modo fue superando estos escollos, al punto de decir hoy en día, citando el Evangelio, que encontró 100 veces más amigos, familiares, talentos, entre muchos. “Con todo y las dificultades que acarrea la vida misionera”, apunta.

¿Cómo llega su vocación misionera?

“Fue exactamente a través de amigos, con quienes trabajaba cotidianamente en la educación juvenil. Me mostraron, sin embargo, que el mundo tiene horizontes más grandes que una pequeña aldea. Y Dios nos llama a una vida más cercana a los excluidos y olvidados del planeta. Fue difícil para mí separarme del grupo con que me identificaba, de los estudios que estaba haciendo, de las expectativas y planes que mi familia tenía para mí. Pero-como dice el Evangelio- realmente encontré 100 veces más amigos, familiares, dones, experiencias; obviamente junto a los desafíos y sacrificios misioneros”.

Su principal trabajo misionero ha estado enfocado en la lucha constante por los derechos socioambientales. Es un fiel precursor del cuidado de la casa común, incluso mucho antes de que el Papa Francisco hiciera visible este anhelo a través de la Laudato Si. Es tan radical que estaría dispuesto a jugarse la vida en pos de salvaguardar los derechos de los más vulnerados producto de la explotación minera a sabiendas que enfrentarse a intereses económicos es una sentencia de muerte segura.

Él mismo asevera que “Desde hace muchos años estamos empeñados en eso: Reforzar la autodeterminación de las comunidades en sus territorios, frente a los grandes proyectos de desarrollo, que en realidad sólo benefician y tienen como objetivo la acumulación de capitales a costa del saqueo de los recursos naturales, amparados en un gobierno de turno, oportunista, que reprimen la protesta social”.

¿Dónde inicia su trabajo misionero? ¿Cuál ha sido su mayor reto o desafío?

“Me dediqué principalmente a la defensa de los derechos socioambientales en la región preamazónica brasileña. Donde vivo hay muchas comunidades afectadas por la industria de la minería y el acero. Estando en medio de los que más sufren, tuve la necesidad de promover una red para apoyar sus causas y fortalecer el grito de denuncia de los líderes en pos de sus reivindicaciones comunes. El sistema capitalista tiende a separar a las víctimas para que dependa más de este, haciéndoles creer en un mundo con relaciones de caridad y unidad, como si no hubiese alternativas y ese fuese el único mundo posible”.

¿Pero por qué el tema de la minería y el ambiente, cómo llega exactamente a estos caminos?

“Fue a partir del grito del pueblo. Así como Dios escuchó el grito de los esclavos bajó para liberar, yo tuve que desmontar muchas de mis ideas, modelo preconcebidos de misión y de parroquia y preguntarme cómo podía servir realmente a las personas con quien estaba viviendo. Partí de ese análisis de la realidad para ver como se encarna el Evangelio.

Había muchos problemas, aparentemente aislados, en varias de nuestras comunidades. Sin embargo, que una de las causas comunes de estos problemas era el modelo económico impuesto en nuestra región. Por tanto, comenzamos a reflexionar sobre eso junto a los líders, mirar si encontraban algo en común, si podían construir una red común de resistencia y eso funcionó gradualmente. Conformamos la red de Justica en Trilhos, una comunidad que se suma a centenar afectadas por el corredor minero de hierro en el norte de Brasil.

Enseguida conformamos también la red ecuménica latinoamericana “Iglesias y Minería”que buscaba reforzar la resistencia de las comunidades cristianas frente a la ganancia de las grandes empresas de minería en el continente. Nos incorporamos activamente a la REPAM (Red Eclesial Panamazónica), con el mismo impulso de defensa de la vida y de las poblaciones indígenas, quienes son maestros en la protección de los valores más profundos que nos mantienen en equilibrio con el planeta”.

Leer el Evangelio con los más necesitados

Ha sido invitado a infinidad de eventos y actividades en todo el mundo para denunciar a los poderosos, con argumentos que distan mucho de la monserga panfletaria. Incluso ha llegado al Vaticano, junto con muchos de su causa, a realizar propuestas concretas, pues el tenor de sus denuncias llega incluso a algunos sectores eclesiales, tiene muy claro su sentido de justicia, tal como lo hizo Jesús en su tiempo, al César lo que es del César…

La Laudato Si' iluminó su camino; a su criterio, esta encíclica contiene las perspectivas que son sugeridas por “los de abajo" que tienen mucho que enseñarnos en términos de preservación, conciliación de la vida con el medio ambiente, capaces de integrar modernidad y raíces culturales y religiosas.

Es usted un hombre y un religioso comprometido con la causa de los más pobres, ¿cómo se siente con el pontificado del Papa Francisco?

“Francisco nos motivó a reconocer el olor de las ovejas el olor del Evangelio. Leer la realidad a partir de los más pequeños, de los excluidos. A percibir que son ellos los preferidos de Dios, el lugar de encarnación de Jesús y la fuente de inspiración del Espíritu Santo, en busca de la vida, justicia, paz y cuidado de la casa común.

Me siento fortalecido con las palabras de Francisco. Me dio valentía para defender lo que pienso, no tanto con las palabras, sino con gestos cotidianos en que se renueva mi fidelidad al Evangelio a través de los pobres. Sin olvidar que la Madre Tierra, hoy está entre los pobres más abandonados como destaca la Laudato Si”.

¿En tiempos tan complejos, sobre todo con los cambios políticos en América Latina y en Estados Unidos, le repregunto, qué significa la misión hoy y dónde vive Dios?

“Misión es estar en las periferias de la historia y de la iglesia, capaces de dialogar con quien piense distinto, no afirmando, pero preguntando y buscando quien es Dios y donde queremos encontrar sus caminos hoy. Es profundizar en las humildes razones que dan sentido a nuestra vida (y la de las generaciones futuras). Necesitamos, por eso, unos de los otros. El diálogo como dice el Papa Francisco es la llave para enfrentar la violencia, que se contrapone a las estrategias de miedo y odio adoptadas por algunos políticos como única medida de control de la sociedad”.

¿Comparte la opinión de que en las Iglesias usar elementos, imágenes y objetos de oro es una contradicción con los postulados de la Laudato Sii en razón que está comprobado que la explotación del oro atenta contra la naturaleza? ¿Cómo haría usted, en este sentido, para hacerle entender a laicos y religiosos sobre esta contradicción sin generar tensiones ni divisiones?

"Totalmente. El caso del oro es más paradójico: solamente 10 % de lo extraído es utilizado en tecnología, 40% en joyería y 50% sirve como inversión. No podemos afirmar que hay beneficios en la mayoría de los usos que destinamos el oro, al contrario, el impacto socioambiental por su explotación es enorme. En el caso del proyecto minero de Pascua Lama (Chile-Argentina) para solo obtener un gramo de oro sería necessário remover 4 toneladas de roca, consumir 380 litros de agua, 1 kg de explosivo y casi la misma cantidad de cianuro. La energia necessária para separar 1 gramo sería equivalente al consumo semanal de uma família argentina promedio.

Creo que debemos hablar más de eso en nuestras parroquias y diócesis. Y pedir que las comunidades afectadas por la minería preparen artesanalmente cálices y patenas de madera o piedra para todas nuestras iglesias. Imigina el valor simbólico del sacrificio de Cristo en su cuerpo y sangre junto a esos instrumentos forjados por las manos de personas y comunidades sacrificadas”.

El hombre de frontera

Lo cautivó el norte de Brasil, donde ha desarrollado gran parte de su vida misionera. Encarnado entre su gente, llevando aliento a los más necesitados. Es un políglota, pues además de su natal italiano, habla español, inglés y portugués, siendo esta última su lengua predilecta.

En ese tráfago casi inagotable de trabajo eclesial, poco le queda para hablar de sí. En eso está muy claro, pues cuando no está en calle, seguramente redacta un artículo para su blog o envía un artículo a algún medio de tantos que apoyan a los combonianos; sin duda, la palabra pereza no existe en su diccionario.

¿Cómo se describe a usted mismo?

“Un hombre de frotera, siempre en camino, siempre necesitando aprender a partir de los encuentros. Con miedo de alejarme de los pobres. Con muchas alianzas estrechadas, que hasta ahora consiguieron mentnerme fiel a Dios y a la vida”.

¿Cuál cree usted es el momento más importante de su vida?

“El día de hoy y el de mañana, con todas las expectativas de aquello que podrá suceder, de aquello que podré aprender, incluso en el sufrimiento o en la fragilidad”.

Si tuviera que pedir un deseo, cuál sería el suyo.

“No dejar Brasil, a las personas con las que camino y junto con quienes hice opción de servir a la vida y el medioambiente. Ver por lo menos algunos procesos iniciados”.

Se dice que de los errores también se aprende, ¿Cuál ha sido su mayor aprendizaje?

“Todavía necesito más a no hacer las cosas solo, a ir más lento junto con las personas, a confiar más en la manera de hacer de los otros, a tener paciencia histórica, alegrarme más por un pequeño paso juntos que por una importante conquista de un pequeño grupo”.

¿Qué le falta por hacer?

"Creo mucho en la red de Iglesias y Minería, que junto a un grupo inspirado e inspirador de personas y comunidades latinoamericanas está creciendo y encontrando su identidad y misión. Falta todavía-entre muchos otros desafíos- consolidar esa red, que pienso podrá ofrecer mucho a las iglesias, al ecumenismo y a la defensa de la vida en América Latina”.

Preguntas de paredón

Un color

Azul

Un libro

El Principito

Un plato de comida

Pasta al pesto

Un lugar

Monte Rosa

Un personaje

Don Quijote

Un olor

Uva antes de recolectar

Un día de la semana

Miércoles

Un aparato tecnológico

Smartphone

Un santo

Comboni

Una virtud

Escuchar al otro

Un defecto

Activismo

¿Qué le inspira?

La palabra de Dios, meditada a partir d ela vida

¿Qué le indigna?

La falta de dignidad

¿Qué no falta en su equipaje?

Las personas que más me marcaron

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