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Migrantes y refugiados, prioridad en la agenda de la Iglesia latinoamericana


Con la presencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y de la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral –instituido por el papa Francisco el 17 de agosto del año pasado–, tuvo lugar en Santiago de Chile, entre el 12 y el 13 de septiembre, el encuentro de las Comisiones Episcopales de Migraciones de la Iglesia de América del Sur [en la imagen de arriba, una foto de los participantes].

La reunión contó con la participación de una veintena de representantes de prácticamente todos los países del sur del continente, como ha referido la Conferencia Episcopal Argentina –responsable de la coordinación del encuentro–, quienes analizaron la realidad suramericana de migración y refugio desde la perspectiva de las Conferencias Episcopales de sus países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

Pactos mundiales de migración y refugio

En el contexto del encuentro, también se abordaron los esfuerzos que la Iglesia viene realizando frente a los pactos mundiales de migración y refugio. “Para ello, se expusieron los 20 puntos aprobados ya por el papa Francisco, los cuales mediante un plan estratégico y de acción, se desean incluir en los pactos (uno para migración y otro para refugiados)”.

Las actuales negociaciones que se llevan a cabo con relación a los pactos de migración y de refugio concluirán en 2018, y se vislumbran como “una oportunidad para una Iglesia que quiere ser protagonisa de un hito histórico”.

Por otra parte, uno de los principales frutos del encuentro se deriva de la definición de los desafíos, las oportunidades y las líneas de acción de la Iglesia suramericana para enfrentar el complejo entramado de la movilidad humana en el continente, cuyos países, en su mayoría, figuran entre las naciones de origen, tránsito, destino y/o retorno.

Ante la crisis migratoria venezolana

De igua forma, la actual crisis migratoria venezolana mereció una particular atención y análisis por parte de los participantes del encuentro.

Frente a este y otros desafíos, la Iglesia suramericana asumirá un itinerario de trabajo para los próximos meses, en cuyo horizonte se espera asumir el llamado del papa Francisco para fundar “las bases de una conciencia global que ya no permite ambigüedades”.

En esta perspectiva también se sitúan las acciones desarrolladas recientemente por la Red CLAMOR, la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas que animan el Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del CELAM y otros organismos de la Iglesia latinoamericana –como la CLAR, Cáritas América Latina y el Caribe, y varias congregaciones religiosas y conferencias episcopales– que del 27 de agosto al 3 de septiembre vivió una experiencia formativa de inserción en la frontera entre Guatemala y México.

Responsabilidad de toda la Iglesia

En declaraciones para Vida Nueva, el secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM, Elvy Monzant, ha expresado que “es muy importante que toda la Iglesia se sensibilice sobre el tema de la migración”, aclarando que “no se trata de una responsabilidad solamente de los departamentos de movilidad humana o de las Cáritas”.

“Los migrantes, los refugiados y las víctimas de trata son responsabilidad de toda la Iglesia, y toda la Iglesia latinoamericana tiene que responder, cada vez más, al llamado del papa Francisco a ser una Iglesia samaritana, una Iglesia ‘hospital de campaña’, una Iglesia que ponga en práctica los cuatro verbos que el Papa nos está proponiendo y que marcan la ruta al futuro: acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, a los refugiados y a las víctimas de trata de personas”, concluye el secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM.

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